Ultraconservadores Nuevamente nos negamos a las reformas. En un artículo de diario El Universo, se nos advierte: «IESS: La jubilación seguirá siendo con 360 aportaciones y a los 60 años en Ecuador. Eduardo Peña aclaró que no se busca subir edad o aportes para jubilación, sino mejorarla a quienes esperen más años». En otras palabras: conocemos los problemas, pero NO haremos nada para resolverlos.
Bastante malo ya es eso, pero continúan: «“no es que pensamos aumentar la edad de la jubilación, en ningún caso, usted va a jubilarse en el Ecuador con 360 aportaciones y con 60 años”, afirmó Peña. Sin embargo, señaló que si el afiliado quiere voluntariamente jubilarse a los 65 años, “su porcentaje va a ser mayor, pero si encima de eso quiere jubilarse a los 70 años, o sea que va a esperarse unos años más, y esa es la discusión, vamos a premiarlo con una jubilación mucho muy superior”» NO tienen dinero para sustentar ni de lejos el sistema actual; se niegan a hacer correctivos; y encima PROMETEN aumentar los beneficios. I can’t even.
Siguen los engaños: «Peña aseguró que estos y otros cambios más que buscan un nuevo esquema de seguridad social para el 2050 o 2060 serán abordados y discutidos dentro de dos meses, cuando se instalen mesas de diálogo con la sociedad civil, la academia, el sector público y otros actores. Estas mesas se instalarán por lo menos en ocho provincias». Ah, la “vieja confiable” estrategia burocrática de “nombrar un comité”: en este caso una vez más nombrar “mesas de diálogo”, ignorando el proceso que se hizo hace un par de años en el gobierno de Lasso. ¿No hay nadie que tome decisiones? Sólo consultar, consultar, y… ¡Ups!, acabó el período presidencial, problema del nuevo gobierno, chau…
Pero eso no es todo. Lo peor es que se pretende usar a los jóvenes como “carne de cañón”: «el IESS lanzó el programa Sub-24, que busca ampliar la base de aportantes. Según Peña, en un mes tienen 4.600 afiliados juveniles nuevos y esperan llegar a 60.000 y 70.000 en el primer año. Explicó que este cálculo se genera a partir de que actualmente hay profesiones que no existían en el siglo pasado, como youtubers e influencers, que han identificado con un importante poder adquisitivo y un potencial asegurado al Seguro Social». Saben que esos jóvenes no tendrán jubilación pues el sistema no es viable, pero la genial idea es apoderarse de sus recursos para solventar las pensiones actuales. Es decir, una estafa.
Concluimos por lo tanto que el IESS no sólo es un sistema inviable; además, es inmoral por estar rodeado de mentiras y por anhelar apropiarse con falsas promesas, de los recursos de los jóvenes para distribuirlas a los pensionistas actuales.
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Otro campanazo de alarma Esta vez, proveniente de diario La Hora, donde un articulista liberal que firma ‘JS’ tiene muy buen criterio. Afirma: «El Estado deficitario ecuatoriano no puede pagar a tiempo, y de manera completa, el aporte o subsidio del 40%; mientras los afiliados con sus pagos mensuales solo llegan a cubrir el 49% de todo el gasto en pensiones». Ahí queda en evidencia el déficit estructural por la diferencia de 11%, y recordemos que estado no puede aportar la parte que la ley le asigna, pues simplemente no la tiene.
«El subsidio a las pensiones es el segundo más alto en el Presupuesto General del Estado (PGE), solo superado por el subsidio a los combustibles». De ahí que en general no se deban instituir subsidios, pues al poco tiempo la gente empieza a verlos como derechos, y es muy difícil ajustarlos cuando vienen las épocas de “vacas flacas”.
«Los empleadores perciben las contribuciones al IESS como parte de la carga tributaria, casi como un impuesto a la contratación. Los empleados lo ven, en una gran parte de los casos, como un impuesto a cambio de servicios nulos, tardíos o de mala calidad». La primera parte es decidora: tanto empleador como trabajador en teoría aportan al IESS; en la realidad sólo aporta el empleador, de cuyo bolsillo al fin sale el dinero; pero a cambio él no logra asegurar su mayor riesgo laboral, la “indemnización de despido”, de la cual la ecuatoriana es la mayor del mundo. El IESS no satisface a ninguno de quienes dice servir.
«El IESS tiene un poco más 3 millones afiliados, pero un gran porcentaje son voluntarios y amas de casa con promedios bajos de aportación. Los jubilados ya llegan a las 700.000. Cada mes se reciben alrededor de $700 millones por aportes y de eso un 5% va al fondo de salud. El dinero no alcanza porque la institución da servicios de salud a más de 8 millones de personas, es decir, casi tres veces más que los afiliados activos». Si se divide, se verá que se trata de proporcionar un seguro universal e ilimitado de salud, por un puñado de dólares al mes; algo imposible. Por poco detenimiento que se use para analizar las cifras del IESS, se verá que son desoladoras, y que es incorregible. Es demasiado tarde ya.
«Los jóvenes de hasta 30 años representan apenas el 24,97% de los 3’406.075 afiliados al IESS. En otras palabras, solo uno de cada cuatro aportantes actuales al sistema son jóvenes de hasta 30 años en Ecuador». Ah, la vieja trampa demográfica. No sólo que los jóvenes ya no son suficientes para sostener el sistema (sabiendo que se requieren 8 aportantes por jubilado, y hoy sólo son 5) sino que sabemos que el futuro será peor —la pirámide demográfica ya se está invirtiendo— y ni aún así haremos nada por corregir el rumbo.
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“Inversiones” que no son tales mayo Un par de artículos de hace casi 3 años nos dan una idea de cómo ya sonaban las alarmas entonces, pero —oh, sorpresa— no hicimos nada.
El primero [V.] nos muestra la violenta desinversión del IESS apenas el pdte. Correa decidió que necesitaba dinero y «el IESS tenía demasiado»:
El segundo artículo [V.], aparecido casi simultáneamente, nos dará una instantánea de las “inversiones” del IESS en ese momento. Pero primero adentrémonos en la mente burocrática de vicepresidente del Biess, Marco Naranjo.
«muchos de los afiliados que estaban endeudados con préstamos hipotecarios se han quedado sin empleo, provocando que la cartera crediticia en mora llegue al 13% o el equivalente a USD 900 millones hasta julio de 2021 … El Biess sigue otorgando préstamos de hasta USD 90.000 a una tasa del 5,99%». De entrada vemos que el IESS ni siquiera recupera el riesgo de mora en sus préstamos hipotecarios, menos aún producirá ninguna ganancia. Mal empezamos.
«Muy apresurado resulta concluir que el IESS está quebrado o que no tendrá dinero para el pago de las pensiones, cuando el Biess tiene un portafolio de USD 21.197 millones (ahorros previsionales) … El instituto tiene cuentas por cobrar de más de USD 8.700 millones, por eso no puede decirse que esté quebrado ni que la única opción para salvarlo sea su privatización». Tiene cuentas por cobrarle a un único deudor insolvente, el “monopolio de violencia”, a quien nadie puede obligar a pagar si no quiere, y aunque quisiera, tampoco tiene con qué.
«No hay ningún estudio o prueba en firme que confirme que el IESS está en crisis. Que hay problemas económicos en el Instituto sí, pero eso no significa que está condenado». Ahí sí tiene razón: el estudio salió dos años después…, y demostró que sí está en crisis, y condenado. Qué diferencia hacen dos años.
«Alrededor de USD 7.400 millones es la deuda por el aporte del 40% que realiza el Estado al fondo de pensiones y USD 1.300 millones son deuda que tienen los empleadores (mora patronal) … El portafolio es de USD 21.197 millones y se clasifica de la siguiente manera: USD 6.911 millones en préstamos hipotecarios. USD 3.817 millones en préstamos quirografarios. USD 53,7 millones en préstamos prendarios. USD 9.353 millones en inversiones no privativas (bonos del Estado). USD 1.062,3 millones en otras inversiones … Por cierto, no hay que confundir inversión con deuda. La compra de bonos del Estado o de Certificados de Tesorería (Cetes) no es una deuda del Estado, sino una inversión que tiene el Instituto en papeles de deuda del Estado. Estos papeles tienen una rentabilidad del 7,43% y hasta el momento no hemos tenido mora por parte del Estado en el servicio de los bonos o de los Cetes», termina el enjundioso artículo.
Ahí hay bastante tela qué cortar. Tiene “invertidos” varios miles de millones en aquella misma institución que le “debe”, y le sigue sacando plata, casi obligándole a prestarle (más “inversión-deuda”). Por más eufemismos burocráticos que se empleen, el IESS “invierte” en deuda de un estado insolvente. Esa deuda debería venderse inmediatamente en el mercado, aceptando el castigo, y no prestarle un centavo más al estado. IESS debería invertir en deuda de las compañías que contratan a los trabajadores aportantes, para así generar un “círculo virtuoso” de inversión y empleo.
Dando por perdida la deuda del estado con el IESS (lo no pagado por el 40% de jubilaciones y la deuda de salud de atenciones derivadas), y aplicando un castigo de un 10% a las “inversiones” en deuda estatal, resulta que hace casi 3 años había un capital invertido de poco más de $5.000 por afiliado. Hoy seguro ha de ser menos.
Recordemos que nadie ha aportado lo suficiente en este país para jubilarse; nadie. Y los que están aportando actualmente, no encontrarán nada ahorrado cuando les toque jubilarse, porque todo fue distribuido ya en vida a los jubilados anteriores. Un sistema así no es viable, y es insalvable.
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Desastre anunciado marzo Leí el dossier “Apuntes sobre el sistema de seguridad social en Ecuador”, publicado en 2021 por la superintendencia de bancos.
Una primera observación que puede hacerse es que afiliados del ISSFA e ISSPOL son 2,50% —1,40% y 1,09% respectivamente, y el resto son del régimen común del IESS— pero en cambio «El IESS concentra el 90,65% del total de pensionistas con 685.783 personas, seguido del ISSFA con el 5,83% del total de pensionistas con 43.802 personas, y finalmente, el ISSPOL con el 3,52% del total de pensionistas con 26.257 personas»; es decir, en los regímenes especiales de policías y militares, el “peso relativo” de pensionistas vs afiliados es casi 4 veces mayor.
«determinados países consideran el impacto del incremento en la esperanza de vida al nacer (EVN), para establecer la edad de jubilación ordinaria, tal es el caso de Argentina, Perú, Brasil y Chile». Interesante idea: así como un seguro de vida o un annuity toman en cuenta la expectativa de vida, asimismo los sistemas de seguro social de los países deberían tomarla en cuenta al diseñar los sistemas de jubilación: “¿eres un hombre nacido en 2000? OK, tienes esperanza de vida de 80 años”.
Sin embargo, a diferencia de un seguro de vida o annuity donde la “fecha de corte” es la muerte, ¿dónde poner la fecha de jubilación? No hay una fecha “estándar”. ¿Ponerla después de la esperanza de vida, como originalmente habían sido concebidos los sistemas de jubilación? (la verdadera concepción de “seguro”: que los menos lo reciban) ¿Poner la jubilación a la edad de la “expectiva de muerte”? ¿Ponerla unos cuantos años antes, para que el jubilado “disfrute sus años dorados”?
Si el régimen ordinario del IESS ya es preocupante —con sólo 5 afiliados por cada jubilado—, policías es peor: sólo 2 a 1; y militares ya es insalvable; hace dos años había 7% más jubilados que militares activos.
«La contribución estatal para el año 2021 se distribuye por: el 65,49% para el IESS, el 23,24% para el ISSFA y el 11,27% le corresponde al ISSPOL». He ahí otra inequidad flagrante: son 2,5% de afiliados; 10% de jubilados; y reciben el 34,5% de la contribución estatal; y eso, siendo que durante su vida activa ya reciben ingresos de más del doble de los afiliados privados del régimen ordinario. Los que más ganan, más ayudas estatales reciben.
Resulta curioso que en este estudio de finales de 2021, se predecía un escenario “pesimista” si el estado no hacía aportes al seguro social campesino, y se preveía que ya era deficitario (desde 2018); pero no se preveía ese escenario pesimista para el seguro general, al que se preveía sostenible hasta 2043 por lo menos. Tan sólo un año después, el seguro general ya fue deficitario —pues gobierno central fue incapaz de cumplir con el 40%— y con déficit estructural, es decir, aunque el gobierno cumpliera con pagar el 40%, igual habría déficit.
Si un sistema de reparto era quizá necesario al principio para proporcionar pensiones mínimas a los jubilados que obviamente no habían aportado nada ni lo suficiente al crearse el sistema, debería de la misma manera “phase out” ese sistema a medida que vayan, um, falleciendo los afiliados de ese sistema. Pero no alcanzará el dinero, me temo.
Si el sistema de seguridad social reparte 92% de lo que recauda y sólo invierte el 8% restante, deja de tener sentido la discusión de los años de aportes; si de todas maneras no habrá suficiente dinero acumulado al jubilarse.
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It’s over Luego de 25 años de dolarización, el IESS tiene 5,5 milliards en el fondo de pensiones; y algo así como 4½ millones de afiliados, entre aportantes activos y jubilados [v.p.21]. Esto da ~$1.234 ahorrados por cada afiliado y pensionista, para jubilaciones.
Eso sólo podría producir 7 dolaritos mensuales de rendimiento, forzando un poco las cosas.
La pensión jubilar promedio es de $600 mensuales.
El IESS es una farsa que va a desaparecer; es imposible volverlo sustentable ya.
Para ponerlo en perspectiva: la pensión mensual del seguro campesino ronda los $103 mensuales, si no me equivoco. Lo "ahorrado" por un afiliado promedio no alcanza ni siquiera para sustentar una jubilación de seguro campesino ni siquiera un año. Y eso que esas se supone que son "solidarias" (aportan menos de tres dólares, tengo entendido).
Como bien dice el artículo citado al inicio, este año probablemente se agote el fondo de pensiones y empiece a haber atrasos. Eso pasa porque se diseñan mal los sistemas, y ningún gobierno tiene la, um, “solvencia testicular” para hacer las reformas necesarias para volverlo sustentable, pese a que los diagnósticos vienen desde hace años.
Eso es un sistema de reparto. Suponiendo que alguien empezó a trabajar el año 1999, ganando sólo el sueldo básico y un rendimiento del 7% anual, hoy tendría acumulados unos $14k, de los cuales el capital sería $6.800; pero sólo tiene menos de la décima parte de eso acumulado; un sistema de reparto se le apropió de alrededor del 92% de su ahorro, entregándoselo a otros —jubilados actuales y gobierno— a cambio de la vaga promesa de que el gobierno haría otro tanto con los jóvenes del futuro para darle a él.
La relación se mantiene respecto al capital: el estado repartió algo así como el 91% de cada aporte del trabajador, ahorrando sólo el 9% restante.
Un sistema así es inmoral, irrecuperable, no se puede arreglar, tanto como no se puede “reparar” un esquema Ponzi. Advertidos estamos.
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Mover las sillas del Titanic Hace unos días se hizo una nueva reforma al IESS [V.] en la que los afiliados tienen más peso en el directorio: un miembro por afiliados en relación de dependencia, otro por afiliados los voluntarios, otro por los jubilados, y finalmente uno por empleadores y uno por el gobierno.
Soy escéptico que logren reformas sustanciales; quizá al tener los “dueños” del IESS el control de la institución, sí se sientan inclinados a hacer las reformas necesarias. Ya no tendrán a quién echarle la culpa, sin embargo; el gobierno no va a pagar nunca —no tiene el dinero— y es prácticamente imposible diseñar un sistema viable que deje satisfechos a todos los stakeholders.
Thalía Flores hace un apasionado llamado al pdte Noboa para que «no deje morir al IESS; evite una hecatombe». Hace un buen resumen de la situación actual del IESS, pero no saca la conclusión lógica de tan sombrío diagnóstico: es demasiado tarde ya. En unos meses las pensiones empezarán a llegar tarde e incompletas (como ya ocurre hoy con los salarios de funcionarios públicos) y no habrá IESS para cuando estemos viejos.
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Boomers gonna boom Anteriormente negué que los jubilados fuesen interlocutores válidos para resolver los problemas del IESS; porque sólo les preocupa mantener sus prestaciones actuales, y no asegurar la sustentabilidad del sistema (lo que llamo "falacia après moi, le déluge");, y porque por lo mismo siempre se han mostrado incapaces —o desinteresados— en proporcionar soluciones reales, más allá del lugares comunes y eslóganes.
En Jubilados se oponen al aumento de años para calcular la pensión que plantea el IESS, replicando la propuesta que vimos hace un par de días de aumentar aportes al 30% con la esperanza que vuelva sustentable el IESS, jubilados cuándo no lo rechazan y "no descartan protagonizar una movilización", dicen.
¡Literalmente se oponen a una medida que garantizaría sus prestaciones actuales! Pues así de irracionales son los boomers. Cómo no, vemos nuevamente su creencia irracional en que la violencia política y la intransigencia "mágicamente" proporcionarán los dólares que escasean.
“El IESS cada día tiene menos ingresos y más egresos. Lo que se está haciendo es utilizar las reservas especialmente del fondo de pensiones porque el fondo de salud ya quebró en el 2011”, según recordó Ortiz.", dice el diario. Diagnostican bien el problema —déficit estructural— pero irracionalmente se oponen a medidas que aumenten sus ingresos.
"Para el dirigente, en el Consejo Directivo del IESS hay interesados en privatizar al Seguro Social. “No vamos a dejar pasar ni el aumento de los años de jubilación ni el aumento de los aportes mensuales porque primero tienen que demostrarnos con cálculos matemáticos actuariales”, advirtió". Ah, la vieja falacia de ignoratio elenchi: no saber lo que se está discutiendo, la ignorancia supina. ¿Realmente ignoran la existencia de la comisión que estudió el asunto el año pasado, y las conclusiones que sacó? ¿Realmente sospechan que el IESS "quizá sí sea solvente y no se requieran serios correctivos"? ¿O no será más bien dejar claro que "estoy muy indignado e inclinado a la violencia, y no seré convencido ni disuadido con palabras, sino con dinero"? I can't even.
El Frente planteará a la Asamblea Nacional una reforma para que se cumpla que “el IESS sea exclusivamente para los asegurados, no para los hijos ni cónyuges”, terminan. Quizá tanta irracionalidad e intransigencia boomer no sirva para volver sustentable al fondo, pero por lo menos acaso logren pasar reforma que requiera aporte adicional para cubrir cobertura de salud de hijos y aumentar el irrisorio aporte para cónyuges.
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El triple de ancianos Proyecciones del INEC prevén que «por cada 100 menores de 15 años en 2050 habrá 125 personas mayores de 60 años, actualmente son 38,8». Es decir, en el transcurso de tan sólo una generación, los ancianos pasarán —pasaremos, ¡pues nosotros seremos esos ancianos!— de ser una minoría respecto a los jóvenes, a ser más que los jóvenes.
No necesito recordarle al lector la presión que eso significará sobre un sistema de reparto de por sí ya en vías de agotarse. Si no queremos vivir de la caridad pública, es imprescindible empezar a ahorrar ahora.
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Too little, too late marzo 2024 Hasta que al fin se animaron: nadie menos que el propio presidente del consejo directivo del IESS propondrá reforma legal para aumentar aportes al 30% [V.]. Asimismo usar todos los años para promediar el cálculo de la jubilación, no sólo los “cinco mejores”.
Asimismo esperan recibir un aporte mayor del gobierno, porque el 40% es insuficiente. Si el gobierno no puede ni con ese 40%, peor aún con más.
La audacia queda en parte anulada por su renuencia a revertir atención gratuita de hijos menores de afiliados, «debido a que se podría correr el riesgo de presentación de demandas en contra de la entidad». Ah, pero tampoco hay que ir por absolutos; bastaba cobrar un porcentaje adicional por cada carga, como se hace con la afiliación voluntaria del cónyuge que no trabaja.
Por otra parte, una vez más el gobierno plantea usar el IESS como caja chica [V.]: «el 2023 la seguridad social recibió $ 1.500 millones del 40 % y de pagos de los vencimientos de deuda. En cambio, entregó $ 2.500 millones, en inversiones en bonos». Saldo negativo un año más.
Esa pésima costumbre de desfinanciar al IESS para gasto corriente debe acabar. Los aportes de los trabajadores deberían invertirse en renta fija de compañías en bolsa, generando un círculo virtuoso de inversión y generación de riqueza y empleo; no en financiar el consumo de burócratas.
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It has begun Un tuitero pone: «¿Alguien en Ecuador que sepa cómo comprar y gestionar carteras ETF y acciones de bolsa con IBK u otro broker? Quiero poder invertir en esos activos para tener ingresos pasivos y ahorro futuro. Si hay rentabilidad del 5-9% anual y a veces más es una opción mucho más estable que la jubilación del IESS, la bolsa local y/o los depósitos plazo fijo locales».
Finalmente la situación del IESS ya no es preocupación sólo de oscuros técnicos en el gobierno ni locos como uno (jaja), sino que empieza a permear las redes. ¡Qué bueno!
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La venganza de Sixto En este 2024 se cumplen 29 años que Sixto Durán-Ballen consultara al pueblo allá por 1995 si deseaba elegir entre el IESS y seguros privados, para su jubilación: «2. Derecho a escoger el régimen de seguridad social. ¿Debería incorporarse a la Constitución Política una disposición que diga?: "Toda persona tiene el derecho a escoger libre y voluntariamente que tanto el régimen de seguridad social, como sus prestaciones y servicios estén a cargo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social o de otra institución pública o privada. El sistema de seguridad social se fundará en los principios de solidaridad y libre competencia". SI-NO». Como siempre, nos dejamos llevar por las emociones: “vota ‘¡NO!’ para mostrar rechazo y castigar al presidente” en vez de usar el raciocinio; y quienes tenían más de 30 años entonces están por jubilarse con un IESS al borde de la quiebra. ¡Karma!
Ya desde entonces se hubiera podido ahorrar en dólares; los jubilados actuales tendrían sus pensiones garantizadas por sus ahorros —y no por la generosidad del contribuyente— y los riesgos estarían contenidos en empresas concretas, en vez de ser sistémicos como hoy. Incluso ciudades o provincias hubieran podido crear sus propios sistemas. Pero no, preferimos el monopolio central estatal…
Los boomers creían que “el IESS nunca puede quebrar; el estado siempre lo rescatará; los jóvenes me mantendrán”, pero he aquí que ambos, estado e IESS, se han quedado sin dinero, y cada vez hay menos jóvenes en el mercado laboral… ¡Menudo problema! Y ya es demasiado tarde para arreglarlo.
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Double trouble 1 ene. ’24 «IESS y Estado por primera vez tienen al mismo tiempo problemas de liquidez», reporta El Universo [V.]. «Por años hubo superávit en caja del IESS y Finanzas requería liquidez y el Seguro invertía en bonos. Pero ahora ambos tienen déficit, dice Augusto de la Torre». Tarde o temprano iba a pasar: el IESS se quedaría sin dinero qué prestarle a ese “agujero negro” que es el estado ecuatoriano. Lo único positivo de todo esto es que nos obligará a enfrentar los problemas cuando las jubilaciones empiecen a atrasarse dentro de unos meses.
El estado se atrasa incluso en los aportes de los salarios de la burocracia… ¿Se demandará penalmente a sí mismo, como suele hacer cuando se atrasan los empleadores del sector privado?
Otro artículo [V.] añade: «Uno de los rubros que se ha dejado de pagar ha sido el de la Seguridad Social del IESS. Así, siempre según la ejecución presupuestaria del Ministerio, al IESS el Gobierno debió haberle pagado $ 2.154 millones por el 40 % de la contribución a pensiones, hasta el 31 de diciembre del 2023, sin embargo, solo se pagó $ 832 millones. Es decir se pagó $ 1.322 millones menos solo en este rubro. También quedaron pendientes $4,7 millones del 40 % de riesgos del Trabajo, y $ 29 millones del Seguro Social Campesino». Es decir, el estado sólo pudo pagar poco más de un tercio de lo que es su obligación legal.
Por supuesto mi visión es que la ley no puede conjurar mágicamente la realidad; creer que sí, es pensamiento mágico, religioso. El estado es el dios moderno, y en Ecuador no hay casi ateos… La ley debe ser racional y recoger ideas sensatas y posibles. Es hora de que dejemos de engañarnos.
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Planea como si fueras a vivir hasta los 100 En una reciente entrevista [V.], Jason Pargin —autor que hemos seguido por más de una década, desde que dirigía Cracked— dice: "Whatever you can say about the world, it’s a million times better than what I ever pictured it. So, you would be surprised at how good things can turn out. And it is not helpful to have that thing where it’s like, well, I’m not going to worry about the future, because there’s not going to be a future. I’m telling you, no. Plan as if you’re going to live to be 100 and you’re going to be working until you’re 80. Plan for that, because that is by far the most likely outcome than that you’re going to die in some sort of a climate apocalypse or something like that."
Traducido: "di lo que quieras del mundo, pero es un millón de veces mejor que lo que me imaginaba. Te sorprenderías de lo bien que pueden resultar las cosas. No es útil pensar: 'no me tengo que preocupar por el futuro, porque no va a haber un futuro'; no. Planea como si fueras a vivir hasta los cien, y como si fueras a trabajar hasta los ochenta. Planea así, pues es un escenario más probable a que haya un apocalipsis climático o algo así".
Ahí lo tienes: no hay razón para creer que las tendencias que hemos visto hasta ahora —alargamiento de esperanza de vida, mejoramiento de la salud en general, curación futura de nuevas enfermedades— dejen de continuar; así que es necesario alargar un poco más nuestros planes. Para nuestros padres y abuelos fue una sorpresa el alargamiento de la expectativa de vida; para nosotros no ha de serlo, especialmente siendo conscientes de las dificultades que experimentan los sistemas de previsión social y la imposibilidad de lograr acuerdos a gran escala.
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Confirmada deuda impagable 30 nov. ’23 En artículo de El Universo la cifra de 10 milliards de deuda estatal con el IESS se da por sentada. Curiosamente quien se resigna a considerarla literalmente «impagable», decida sin embargo demandar al estado su pago. Como suelo decir, “derechos hay; lo que nuay, son dólares”, y todas las sentencias de todos los tribunales no lograrán que aparezcan esos dólares de la nada. Ah, qué país.
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Déficit estructural 30 nov. ’23 Ya tenemos evidencia de que a partir del próximo año empieza el déficit estructural del IESS. Cortesía de Expreso:
Para el año 2024, el total de jubilaciones a pagar por parte del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) estará en unos 6.000 millones de dólares. Para entonces esa institución tendrá en aportes una entrada de $3.300 millones aproximadamente. Lo que significa que quedarán $2.700 millones por cubrir.
He ahí el déficit. No es difícil calcular el 40% del aporte estatal (que no hará, porque no tiene dinero): 2,4 milliards, pero se requieren 2,7; la diferencia, 300 millones de dólares —5% de la masa jubilar— es el déficit estructural: aunque todos los involucrados cumplan sus obligaciones —que no pueden hacerlo—, igual empezará a faltar dinero; peor aún cuando no las pueden cumplir.
Este enjundioso artículo además nos da información sobre el seguro campesino, información que anhelábamos conocer desde antes:
Actualmente, de los 3,7 millones de afiliados a la seguridad social que hay en todo el país, casi 1,2 millones son del seguro campesino. Un seguro que le significa al IESS un promedio de 480 millones de dólares al año, según cifras de la entidad. Este beneficio fue creado en el año 1968 como un método de inclusión de los trabajadores del campo y pescadores artesanales en la seguridad social. A cambio, solo deben pagar un valor simbólico de $ 1.79 para tener derecho a la jubilación por vejez o invalidez a más de cobertura de salud.
En 2018 hubo reformas en la Ley de Seguridad Social en el que se dispuso el incremento de 65 a 100 dólares las pensiones para los jubilados que pertenecen a este seguro, un incremento que, sin embargo, año a año no tiene el respaldo de un debido financiamiento.
Ah, la vieja costumbre ecuatoriana de pretender conjurar la realidad mágicamente con leyes… Un rápido vistazo a una calculadora de interés compuesto nos arrojará que al cabo de una vida de trabajo (18-65 años) sólo se acumulará algo así como ~$4.000, que a duras penas podrían brindar un rendimiento mensual de unos ~$20; así que es deficitario por donde se lo vea, aunque por lo magro de los montos represente algo así como el 8% de las jubilaciones.
De todas maneras debería ser autosustentable, y educar a los descamisados rurales sobre la importancia del ahorro y previsión.
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Deuda impagable 2 oct. ’23 En tan sólo en los tres primeros trimestres del 2023, ¡se acumulan 1,2 milliards! [V.] Esa “bola de nieve” seguirá creciendo año a año.
Ése es el “déficit estructural” de un sistema mal diseñado que no sólo no puede costearse con sus propios ingresos; ni siquiera tampoco será sostenible con el aporte estatal, ¡que tampoco puede hacer completo y a tiempo, por más de una década! De ahí la importancia de tomar las riendas de tu jubilación e invertir afuera.
Sumando todas las deudas de años anteriores —incluyendo la de salud— la suma supera 10 milliards: 5 por jubilación, 5 por salud. [V.] Esa suma equivale a toda la masa salarial burocrática del estado central, suma que el estado ya tiene problemas en pagar. Es una deuda impagable, debemos admitirlo más pronto que tarde.
Lo que sí es imperdonable y bordea en lo criminal, es que pese a los problemas que experimenta el IESS, ¡le siga prestando dinero al estado!, comprándole deuda que nadie más quiere. Es sabido que el estado central no puede ni siquiera pagar sueldos sin endeudarse, y aun estando en mora con el IESS, ¡este le presta más aún!
Es una locura. Los ciudadanos que nos damos cuenta de ello no podemos hacer nada por solucionarlo, más allá de cuidar nuestro propio dinero invirtiendo afuera.
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Clamando en el desierto 25 oct. ’23 El Ec. Augusto de la Torre, que dirigió la Comisión de Reformas al IESS, insiste quijotescamente [V.] en sus propuestas… Son bastante sensatas y discutibles en sus detalles, pero como el gobierno va ya de salida, y el siguiente durará poco, probablemente sean ignoradas y perdamos dos años más. Sí, justo el tiempo en que se prevé empiece a escasear el dinero en el fondo de pensiones.
«La idea es que para los afiliados se abra una cuenta de ahorro para la vejez en el Banco Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) o en cualquier otra institución financiera. El trabajador aportaría voluntariamente a esa cuenta lo que quiera y el empleador con el 1 % del salario», propone de la Torre. Propuesta bastante sensata en nuestro país —donde no se acostumbra a invertir en renta variable, sólo fija— y asimismo conserva los “derechos adquiridos” de trabajadores actuales, que probablemente se opongan de entrada e irracionalmente a cualquier reforma que afecte las promesas que se les han hecho, no importa cuán descabelladas hayan sido. Asimismo rescato que no sugiera monopolio estatal de pensiones en el BIESS, sino que permita al afiliado elegir la institución de su confianza. El porcentaje del aporte patronal y/o el fondo de reserva pueden hacer las veces de “mochila austríaca” para irse deshaciendo de las onerosas indemnizaciones por despido intempestivo, que las de Ecuador ¡son las mayores del mundo!
Otra ventaja de la propuesta de De la Torre, es que fácilmente podría educarse sobre sus ventajas a los trabajadores que se incorporan mediante una charla mostrándoles una proyección de interés compuesto: «Mira Juan, hoy tienes 18 años y empiezas a trabajar. Si pones tan sólo 3% de lo que te pagaré en esta cuenta (¡y suponiendo que no dejes nunca de trabajar!), al jubilarte tendrás esta cantidad de dinero, que te producirá tanto de interés mensual, con el que podrás vivir, y dejar el capital a tus hijos o nietos. Si pones más, digamos un 8%, tendrás esto…», etc..
Sí, fácil sería convencer a un trabajador racional. Pero estamos en Ecuador/Latam, y la racionalidad escasea. Así que dudo que se haga reforma alguna.
Un simple ejemplo: trata de convencer a alguien que la “jubilación patronal” es una mala idea; que fomenta el despido de trabajadores de edad mediana, precisamente cuando más difícil les resulta conseguir nuevo empleo; que solamente se trataba de una medida temporal hasta que se constituyera la “caja del seguro”… No habrá manera: oirás lugares comunes como “los derechos laborales son intangibles, irreductibles…” etc, ideas tóxicas que detienen el proceso de pensamiento y solución de problemas, en vez de fomentarlo.
El artículo también muestra otra estadística preocupante: la mora patronal se ha duplicado en los últimos cinco años!, pasando de 1,1 a 2,2 milliards. Mala tos le siento a las empresas: se ve que es una tendencia que venía desde antes de pandemia, y pese a que algunos indicadores empresariales han mejorado y superado los watermarks de prepandemia, este no deja de empeorar.
«El problema de pensiones es porque el número de jubilados crece tres veces más rápido que el número de afiliados», sentencia de la Torre. Como siempre digo, los problemas del país y sus instituciones son estructurales; no se resuelven “poniendo un buen administrador”; son necesarias hondas reformas estructurales. Parafraseando la frase atribuida a Warren Buffet, “cuando un administrador con buena reputación llega a una institución con mala reputación, lo normal es que la industria termine con su reputación intacta”.
Huelga decir que problemas tan serios no pueden resolverse con violencia, como tan a menudo propone la izquierda: “hay que cobrarles a los deudores, hay que obligar al estado a ponerse al día…”. Cuando no hay dinero, la violencia no hará que abunde, sino más bien hará que escasee más.
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Eco internacional Los argumentos presentados aquí también se encuentran en analistas internacionales. Este recuerda que la mayoría de trabajadores ignora cuánto ha de recibir al jubilarse (respuesta: ¡menos de lo que todos creen!, por el colapso de los sistemas) por lo complejo de los cálculos, multiplicado por la multitud de "soluciones parche" introducidas a través de los años. Asimismo recuerda que los más trabajadores y que cotizaron más, subsidian a los que menos, introduciendo una suerte de injusticia estructural. Y ojo, desde una perspectiva progresista.
Adicionalmente, reconoce algo que vengo diciendo desde siempre: así como gobiernos pretenden imponer "¡sólo a las empresas!" mayores impuestos y cargas, estas terminan inevitablemente —no puede ser de otra manera— trasladándolas a los clientes a través de mayores precios, asimismo los empleadores transfieren las cargas que les son impuestas, a los trabajadores, a través de menores salarios, y no puede ser de otra manera; desalentando así perversamente el propio trabajo y ahorro, con las consecuencias morales que eso trae a gran escala en la sociedad: mentalidad de entitlement mayor apertura a mensajes demagógicos, etc.
El autor propone un sistema simple: una pensión garantizada para todos que cubra la línea de pobreza (~$90 hoy en Ecuador), y una cuenta de inversión que se abrirá automáticamente para todo trabajador, en la que se depositará como mínimo el 3% de su ingreso. Un breve cálculo de una suma tan magra por 50 años de aportaciones, da sumas muy interesantes, sea que se haga el cálculo con rendimientos promedio de renta fija o variable; y se conforma un capital que puede ser heredado, a diferencia de sistema actual. No sería difícil de implementar para los jóvenes que se incorporan a la adultez; pero conociendo la imposibilidad de llegar a acuerdos en el paisito…
Sparring intelectual Un familiar es militar, y adhiere a la “religión de estado” del paisito: el estatismo, la creencia irracional en la divinidad del estado.
A menudo pongo a prueba mis ideas con él, sabiendo que si logro por lo menos una fisura en la durísima coraza de las convicciones estatistas, puedo estar más seguro de su solidez.
Ante mis insistencias que Invierta Afuera, mi primo decía: nah, lo que pase con el IESS ya no me afecta, nosotros los militares estamos cubiertos por el ISSFA.
Mas por poco que se revisen los datos, ¡la realidad es más deprimente aún para los militares! No sólo ellos dependen de un solo bolsillo para sus jubilaciones —el estatal—, mientras que el IESS reparte su riesgo en varios miles de bolsillos (patronos); el seguro militar es aún menos viable que el de los civiles.
Recuérdese que las empresas privadas sí hacen aportes, pero el estado no; supuestamente el militar aporta el 23%, pero ese dinero se queda en el “bolsillo estatal”, así que en realidad no es un aporte. “Te pago X, pero en realidad te pago X-23%; el resto es para la seguridad social militar”, dice el estado, pero no hay tal: todo se va en pensiones actuales; no se hacen casi reservas.
En otras palabras: mi familiar (y el afiliado al seguro general también) cree que aporta para “su” jubilación, pero en realidad está aportando para las jubilaciones de HOY; sólo tiene la promesa que en el futuro otros aportarán para la suya, cuando le toque… Pero ya sabemos que esa promesa tiene frágil sustento…
Caray, puestas así las cosas, se nota claramente, si no la estafa, sí el engaño sobre el que se funda todo el sistema.
Sabemos que el IESS sufre con una relación afiliados:pensionistas de 5:1; requeriría 8:1 (la propia existencia de esta “ratio” muestra que el sistema es de reparto, que no hay ahorro alguno, y que es inviable). Revisando los datos que publica el propio ISSFA, vemos que ahí la relación es peor: ¡es menor que 1:1!
El problema militar se complica porque en general se jubilan muy pronto, en torno a los 45-47 años, y gracias al régimen físico suelen llegar sin problemas a los 80; pueden jubilarse desde 20 años dentro de la fuerza, lógicamente un sistema así es inviable sin aporte estatal.
El subsidio estatal gira nominalmente en torno al 44% de los gastos en pensiones; pero tomando en cuenta que rendimiento de inversiones del ISSFA sólo proporciona ~8% de sus ingresos, y siendo las inversiones no líquidas, a fin de cuentas el estado se encarga del 92% restante; ese “gran bolsillo” que no es infinito.
“En el caso del ISSFA no hay mora patronal”, decía mi familiar, pero no es así; el estado tiene de hecho deuda con el ISSFA, y también está atrasado con unas cuantas semanas de aportes.
“El estado jamás se ha atrasado con los militares”, dice mi familiar; indudablemente por la velada amenaza de insurrección contra un gobierno que se demore demasiado. Pero el riesgo existe; después de todo, los dólares en ese “bolsillo estatal” son limitados, y una insurrección militar no hará que aparezcan más mágicamente. La violencia NO genera prosperidad, quién lo hubiera creído…
Por último, el aporte estatal al seguro general es poco más de 1,3 milliards, pero el del ISSFA es de 1, valor muy similar y que beneficia sólo a un puñado de trabajadores. Es decir, son privilegiados. Y si al estado le cuesta pagar 1,3, ¿no va a tener dificultades en pagar 1?
Por poco que se estudien las cifras, se llegará a la conclusión que militares tienen interés económico en que estado deje de perder dinero subsidiando combustibles, por ejemplo (4,5 milliards al año). Podrían ejercer presión; pero supongo que ignoran la magnitud del problema.
Analizaré el seguro policial a ver si encontramos problemas similares…
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Parto de los montes Ya salió la propuesta de la comisión nombrada por el pdte. Lasso para estudiar la reforma del régimen de jubilación. La página es JubilacionSegura.ec, lamentablemente su mal diseño lleva a fácilmente perder de vista los documentos PDF con las propuestas. Aquí la “Versión corta” (?) que extrañamente ya no se ve en la página, y aquí la “Matriz comparativa” donde se ven los cambios.
Pésima gestión de contenidos, tener que andar “al acecho” de la información para no perderla de vista por completo. Así nomás es en un paisito sin memoria, y la condena de lo digital a ser efímero.
Espero poder hacer una revisión más exhaustiva. Por lo pronto, la tesis de esta página sigue en pie: en este país es imposible siquiera dialogar, peor aún diagnosticar los problemas y menos aún acordar soluciones; no podemos dejar algo tan importante como nuestra vejez en manos de políticos efímeros (sabido que este gobierno ya va de salida y no ha podido hacer reformas) y burócratas indolentes.
Estos últimos también deberían preocuparse de la sostenibilidad del sistema; pero como persiste la idea que “el estado es como el banco del juego de monopolio, jamás se queda sin dinero”, no ven la urgencia de las reformas.
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Nostradamus No sólo los actuarios lo predijeron: ¡lo hice yo mismo, hace doce años, en “Hasta que el cuerpo aguante”, una carta al editor de diario El Comercio! [V.]:
Desde que en 1935 Roosevelt fijó la jubilación a los 65 años, esa edad se ha convertido en la esperanza de quienes desean al fin descansar, cosechando los frutos de una vida de trabajo.
En 1935 la esperanza de vida era de tan sólo 60 años: la mayoría de trabajadores murieron antes de jubilarse. El sistema se había diseñado suponiendo que la mayoría de los afiliados no demandarían la jubilación.
En el Ecuador de hoy, con una esperanza de vida de más de 73 años, de acuerdo con el plan original de Roosevelt la jubilación sería ¡casi a los 80 años!
Los problemas actuariales del IESS se parecen a los de una lotería en la que la mayoría de concursantes empiezan a ganar los premios.
Durante toda la historia, el destino del hombre ha sido trabajar "hasta que el cuerpo aguante" para arrancarle a la naturaleza su sustento.
Por supuesto que como sociedad nada hicimos en esta década para solucionar el problema. Uno tampoco está sin culpa, pues ¡uno debió haber empezado a invertir afuera desde entonces! Bueno, más vale tarde que nunca…
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Guerra avisada Curiosamente hace tres años —antes de la pandemia— fuimos advertidos que el IESS colapsaría ¡en este 2023! [V.] si es que estado no restablecía aporte del 40%. Afortunadamente se lo hizo, y por lo menos se ha traído a colación el tema de sostenibilidad del IESS en el discurso público; pero como siempre me temo que será virtualmente imposible llegar a consensos siquiera sobre el diagnóstico del problema, no se diga ya sobre soluciones… Así es el paisito.
Recuerda que no hay medicina sabrosa.
tl;dr:
1. Aumentar edad de jubilación.
2. Aumentar porcentaje de aporte, del 20,6% de ingresos a por lo menos el 40%.
3. Ver la jubilación como un complemento para no caer en pobreza, y no como el ingreso principal.
4. Work ’til you drop! Vivir de la jubilación no será sino un sueño para las nuevas generaciones, que deberán trabajar hasta el último día de sus vidas.
5. Es necesario quitarle monopolio al IESS si se niega, o es incapaz, de mejorar.
6. ¡Cuidado con lo que deseas! Lograr un estado de bienestar funcional podría condenar a las masas a la pobreza.
El IESS está quebrado. No hay otra forma de ponerlo. No hay cómo dorar la píldora. La Asociación de Actuarios y la OIT [V.] lo ponen así: se requeriría entre TODO el presupuesto del estado de un año entero, y TODO lo que produce la economía ecuatoriana en un año entero ―TODO― para cubrir el déficit del IESS. Eso es simplemente impagable. Mientras más pronto lo aceptemos, mejor.
Si no se hace nada, en un lustro [V.] ya no habrá dinero suficiente para pagar a todos los jubilados. Las pensiones jubilares se duplican cada cinco-seis años aproximadamente [V.]
Ante esta grave situación, aquí tiene el lector diagnóstico de los problemas del IESS con sus posibles soluciones.
1. El IESS fue concebido como “seguro”, no como “derecho”. Nues lo mismo, nies igual.
Como ya explicamos en otro lugar:
La jubilación a los 65, ¿un mero ensueño?
Desde que en 1935 Roosevelt fijó la jubilación a los 65 años, esa edad se ha convertido en la esperanza de quienes desean al fin descansar, cosechando los frutos de una vida de trabajo.
Pero en 1935 la esperanza de vida era de tan sólo 60 años: la mayoría de trabajadores moriría antes de poder jubilarse. El sistema se había diseñado suponiendo que la mayoría de los afiliados no demandaría la jubilación.
En el Ecuador de hoy, con una esperanza de vida de más de 73 años, de acuerdo con el plan original de Roosevelt la jubilación sería ¡casi a los 80 años!
Los problemas actuariales del IESS se parecen a los de una lotería en la que la mayoría de concursantes empiezan a ganar los premios.
Durante toda la historia, el destino del hombre ha sido trabajar “hasta que el cuerpo aguante” para arrancarle a la naturaleza su sustento. Ese sueño moderno de vivir la vejez sin trabajar, aparte de una anomalía histórica, tal vez sea una expectativa poco realista.
A lo largo de los años, con el aumento de la expectativa de vida y mejora de las condiciones de salud de la población ―quien llegaba a los 65 hace cien años, habrá sido “hecho leña”, con muy mala salud y prácticamente en invalidez, y probablemente ya no podría trabajar útilmente― la gente ahora espera jubilarse; pero el sistema no ha sido diseñado así, como “derecho”; un sistema de seguro supone que la mayoría no recibiría el beneficio.
Se observa también que probablemente el sistema haya sido desarrollado mal desde el inicio, pues quizá se calculó mal la expectativa de vida de la gente. Era de 60 años, pero debido a mayor mortalidad infantil el promedio estaba siendo “arrastrado hacia abajo”; una vez superada la infancia con el mayor riesgo de mortalidad que conllevaba, no estaba condenada una persona a morir a los 60; probablemente viviría más de los ’70, como decía el salmista alrededor de 1400 años antes de Cristo: «La duración de nuestros años es de setenta, y ochenta en los más robustos; pero en su mayor parte no son más que penas y vaciedad, porque pasan veloces, y volamos» (Salmo 90, 10). Indudablemente el hombre de la primera mitad del siglo XX no iba a tener menor expectativa de vida (una vez superada la infancia) que el hombre del siglo XIII a.C.!
Así que muy seguramente el sistema nació mal calculado, con una expectativa de vida poco realista e infravalorada; no es de sorprenderse que en todas partes esté desfinanciado.
Solución: Si queremos que IESS sea, ya no tanto seguro, sino un derecho, deberemos hacernos a la idea de pagar más; así como costarían más unas rifas donde la mayoría de billetes tienen premio.
Asimismo debe pensarse en subir la edad de jubilación hasta los 70 años, por lo menos. Idealmente más; recordemos que es un seguro, no un “derecho”. Esto no tiene por qué hacerse “de golpe y porrazo”; bien puede hacerse paulatinamente, pero pronto: por ejemplo, un año más para cada lustro: los que cumplan 60 en 2023, ok se jubilan a los 65; los que cumplan 55, a los 66; 50, a los 67; 45, a los 68; 40, a los 69; 35, a los 70; 30, a los 71; 25, a los 72; 20, a los 73; 20, a los 74; y los que cumplan 18 en 2023, se jubilarían a los 75.
Asimismo, probablemente hemos de renunciar a la idea como tal de “retirarnos” y vivir de la jubilación; ella probablemente sólo sirva como complemento al ingreso laboral. Volveremos al “work ’till you drop,” “trabaja hasta morir”. Ése siempre fue el sino de la humanidad; las últimas décadas sólo habrán sido una anomalía, al menos hasta que descubramos alguna fuente casi inagotable de recursos.
2. El IESS, como tantos otros sistemas, es de reparto. En teoría, el trabajador ahorra para poder jubilarse dignamente; pero en realidad los sistemas de reparto usan el dinero que entra para pagar las jubilaciones actuales, y se ahorra muy poco para las futuras.
Esto es muy común en los sistemas de seguro del mundo, y una bomba de tiempo porque cada vez hay más ancianos y menos jóvenes. Un sistema así NO es sostenible, y colapsará tarde o temprano. Los gobiernos tratarán de mitigar la falta de ahorros imprimiendo dinero, pero así como cortar la pizza en más pedazos NO hace que haya más pizza, devaluar el dinero con que se paga las jubilaciones sólo logrará entrar en una espiral inflacionaria.
Idealmente el ahorro de trabajadores debería invertirse en bonos de empresas que cotizan en bolsa, donde fácilmente se obtiene un ~8% de rentabilidad anual; así las empresas adquirirían fondos para crecer, y generar más empleo para los trabajadores, que a su vez invertirían en ellas etc., en un círculo virtuoso, una simbiosis. En cambio lo que hay, es que gobierno obliga a IESS a prestarle dinero, y se la gasta inmediatamente (NO la invierte en crear negocios), con lo cual los ahorros se ponen en riesgo ―¿algún día el gobierno devolverá lo prestado?― y la economía de un país NO crece como pudiera, porque los ahorros se gastan en vez de invertirse.
Solución: Debemos aceptar la idea que probablemente sea necesario aportar más: para costear las jubilaciones actuales ―no vamos a romper las promesas hechas a los boomers― y hacer provisiones suficientes para el futuro. Asimismo no prestarle un centavo más al gobierno, e invertir en bonos de empresas que coticen en las bolsas de valores (los bonos son pagarés, NO son acciones, y su valor generalmente no fluctúa tanto).
3. Si no se toman decisiones duras, la única “solución” es la desdolarización e inflación. La gente ignorante cree que el estado tiene “dinero infinito”, como el banco del juego Monopoly. Y sí; en teoría tiene dinero infinito. Pero a costa de desdolarizar, y devaluar.
Si algún tonto no ve los efectos de usar la herramienta del “dinero infinito”, recuérdenle Venezuela. Toda la sociedad se destruye cuando se destruye la moneda. Toda. Esto no es una hipérbole. Para ver los efectos de la inflación en montón de índices de bienestar que parecerían no tener relación alguna, véase WtfHappenedIn1971.com
Es volver a la espiral decadente de antaño: devaluaciones constantes, “dólar que sube”, salarios que cada vez compran menos, etc. NO se puede “crear pizza de la nada” con tan sólo cortándola en más pedazos; NO se puede crear prosperidad sólo imprimiendo dinero.
Solución: Enfrentar el debate con adulta seriedad y resignación, y hacer implacable bullying a los boomers ridículos cuando salgan con sus eslóganes irracionales y atrasapueblos. Necesitamos generar recursos con ideas; los eslóganes NO generarán prosperidad.
4. Eslóganes boomer efectistas NO resuelven los problemas; más bien los agravan, al reducir el IQ de la población, al congelar el pensamiento.
Eslóganes como “los dineros de los afiliados son sagrados”, “la jubilación es un derecho”, “los derechos del trabajador son irrenunciables, intangibles e imprescriptibles”, etc., NO generan los dólares que hacen falta; y cierran las mentes a los problemas y sus soluciones.
Mención especial al ex pdte. Correa por llegar a la aberración de, literalmente, ordenar a los diarios publicar sus opiniones personales en portada [V.], enrareciendo el debate que ya era impostergable hace 7 años, y posponiendo sus soluciones.
(Y siendo él quien agravó los problemas del IESS, al retirarle aporte estatal del 40% y al ponerle como director a Ramiro González, que lo llenó de pipones).
Solución: Aceptar que los problemas están ahí, que es necesario tener conversaciones incómodas como país, y que atrincherarse en eslóganes irracionales NO hará aparecer los dólares necesarios que resolverían el problema.
5. El IESS debe ser rentable sin el 40% de aporte estatal. Primero, porque parte de la premisa boomer que “el estado tiene bolsillos infinitos, nunca le faltará dinero, puede nomás darle al IESS lo que necesita”, lo cual es totalmente falso, pues a duras penas el estado ecuatoriano logra pagar sueldos de una nómina elefantiásica mes a mes; y segundo, porque es injusto e inequitativo que estado subsidie a una minoría de la población que tiene mejor situación económica (⅓ de trabajadores con empleo pleno), mientras que la mayoría de descamisados que gana ~$130 al mes no tiene ningún tipo de seguro de salud, ni de accidentes, ni jubilación etc.
Solución: los cálculos que se hagan deben crear un sistema sustentable sin ese 40%. Es más: debería ya dárselo por perdido; el gobierno no va a seguir dando ese dinero porque simplemente no lo tiene; no recauda suficiente, y por más que se saquen sentencias en tribunales, NO se producirán los recursos necesarios a largo plazo.
6. Los actuales jubilados NO han aportado por los beneficios que tienen. Sus aportes en sucres se licuaron con la inflación de la crisis de cambio de siglo; llevamos recién 22 años de dolarización, así que no temo errar cuando afirmo que ningún jubilado en Ecuador ha aportado lo suficiente para los beneficios que recibe; simplemente ha transcurrido muy poco tiempo, y la suma de dólares acumulada NO alcanza para costear sus beneficios.
Entonces, ¿de dónde sale el dinero que reciben? Simple, de la generosidad del contribuyente, que estuvo de acuerdo con que las jubilaciones al dolarizar eran irrisorias; el pdte. Correa las aumentó, pero ha de quedar claro que eso es fruto de la generosidad, y NO de los aportes que han hecho, que se devaluaron con el sucre. Pero un sistema NO puede depender de la generosidad del erario, que NO es ilimitada; el sistema debe ser sustentable por sí mismo.
Solución: Asegurar a los jubilados que sus beneficios seguirán intactos, a lo sumo beneficiados con ligeros incrementos indexados por la inflación; pero debe hacérseles entender que ellos NO son interlocutores válidos en el debate, por que NO son stakeholders, ellos NO han contribuido para los beneficios que reciben, y tampoco suelen contribuir con ideas útiles para sustentarlo; suelen intransigentemente defender su interés económico con eslóganes y frases hechas, huelgas de hambre etc., y al diablo el sistema para las generaciones venideras.
Una peculiar connotación de maldad tiene esa generación que se gastó los recursos de las venideras a través de contraer una enorme deuda, que les heredarán, y para más inri, pretender tener voto sobre los magros ahorros de las nuevas generaciones. De ahí la necesidad de romper el monopolio del IESS: los jubilados actuales saben que sus intere$e$ económicos se verían afectados sin el dinero de los jóvenes, y desean apropiárselo y gastárselo en ellos mismos, los jóvenes be damned. Eso es inmoral, parasitario, y debe ser cortado de raíz permitiendo la competencia con el IESS. Los trabajadores jóvenes deben poder montar sus empresas o cooperativas y ahorrar en ellas, sin el yugo de los boomers.
Ejemplo de lo que digo es Henry Llanes Suárez, boomer representate de asociación de afiliados. Ante los problemas [V.]: «Entre tanto, Henry Llanes, representante de la Asociación de Afiliados, Jubilados y Pensionistas del IESS, al ser consultado si ahora, cuando ya han pasado 22 años de la última reforma, sería un buen momento para una nueva reforma en cuanto a edad, considera que no, porque primero hay que poner la casa en orden. Esto es, solucionar los problemas que tiene el IESS en el tema financiero, para luego ver los correctivos. Según Llanes, la propuesta sería que el IESS atienda las necesidades de salud y pensiones de sus afiliados y que las atenciones de salud de quienes no son afiliados: hijos de afiliados hasta 18 años, personas con enfermedades catastróficas, amas de casa, personas con discapacidad, sean atendidos por el Ministerio de Salud».
Básicamente su genial “sugerencia” es no hacer nada, no toquen nada, total, a mí me queda poco de vida, allá verán qué hacen los jóvenes. Es por eso que insisto: los boomers están perdidos; se rehúsan a siquiera conversar; no tienen ideas, sólo repiten y repiten lugares comunes; y como no han aportado suficiente para los beneficios que reciben, no han de ser considerados en los diálogos, pues no son stakeholders.
7. El sistema ecuatoriano recauda poco. En Ecuador se aporta 20,6% del ingreso del trabajador; disimulándolo como “9,45% al trabajador, y 11,15% al empleador”, siempre me he preguntado cómo habrán llegado a esas cifras exactas hasta la centésima, pero la cosa es que todo el sueldo sale al fin y al cabo de lo que haya presupuestado el empleador. Veamos cómo es la cosa en otros países.
En un artículo anterior [V.] vimos que la mayoría de jubilados en Ecuador reciben ―gracias a la caridad social, no a sus aportes― más del salario mínimo; es decir, que su situación sería aceptablemente cómoda, mientras que en Chile y otros países reciben generalmente menos. Damos por supuesto que el sistema actual no es sustentable, ni funciona bien, con el 20,6% de aporte de trabajadores; necesita del 40% del aporte estatal, y el susodicho estado no tiene dinero. Y también suponemos, como algo deseable, que el sistema ha de ser sustentable por sí mismo.
En Chile, sistema que la izquierda critica tanto y desea demoler ―pese a que es uno de los pocos sistemas sustentables del mundo― se cotiza alrededor de un 26% de ingresos de los trabajadores (V., tomado de aquí) para lograr jubilaciones en general menores al salario mínimo. Si la gente y la izquierda desea jubilaciones mayores sustentablemente el aporte lógicamente ha de ser mayor que ese 26%.
En EEUU, que como sabemos no se caracteriza por su estado de bienestar, los montos varían estado a estado pero consultando paycheck calculators en línea e introduciendo montos aproximados ―entre bajos y más cercanos a ingresos promedio― vemos que el estado federal retiene alrededor del 25% del ingreso del trabajador, llegando a alrededor de ⅓ del ingreso en el caso de los high income earners; y como sabemos eso no es suficiente para producir un estado del bienestar ilimitado como anhela la izquierda, o siquiera un nivel de jubilación suficiente para vivir cómodamente en el propio EEUU; de ahí que muchos emigren a latinoamérica para “estirar” la jubilación.
Veamos cómo está la cosa en el viejo continente, la “meca” del estado de bienestar anhelado por la izquierda.
En España un apurado mileurista paga al estado el consabido tercio de sus ingresos, y se acerca a la mitad si es tan sólo un poco más afortunado [V.] y eso no obsta para las sombrías predicciones sobre la sostenibilidad del sistema.
En Francia el sistema es notablemente complejo, pero usando datos de ingreso promedio en una calculadora de cuánto le cuesta a la empresa un trabajador [V.] ¡vemos que el gobierno se lleva alrededor del 44% de lo que la empresa presupuesta! Resultados similares se obtienen de una calculadora de Japón [V.]
En conclusión, todos los países con “estado de bienestar” del primer mundo recaudan porcentualmente más que Ecuador, y aún así sus sistemas enfrentan desafíos para financiarse; es ilusorio esperar que el sistema ecuatoriano funcione bien, recaudando tan poco. Añádasele la corrupción y la mediocridad burocrática…, ¡y póngase el lector a llorar!
Solución: Aumentar el porcentaje de aportación al 30% o 40%; o por lo menos, prevenir al afiliado: «si Ud aporta poco, recibirá poco». Aunque conociendo a mis compatriotas irracionales, pedirán lo imposible e inmoral: recibir mucho habiendo aportado poco, y que la diferencia la paguen “los ricos” a través del estado…
8. El sistema ecuatoriano es esquizofrénico. En todos los países de estado de bienestar, todos los trabajadores aportan a él; hasta el pocillero más humilde que gana el mínimo aporta según sus ingresos. Y aun así el sistema a duras penas se sostiene, con sombríos pronósticos a mediano plazo. Pero aquí somos tan “geños” que queremos algo irracional e imposible: un estado de bienestar ilimitado “y gratis, que lo paguen los ricos”, sin aporte alguno de los trabajadores.
Huelga decir que eso que como país deseamos, no existe ni funciona bien en ninguna parte del mundo. Y resulta desconcertante que nadie lo sepa y continuemos esperando que lo irracional e imposible, funcione.
Solución: Se debe facilitar el ingreso a la formalidad de ⅔ de trabajadores informales, eliminando el salario mínimo para esos nuevos contratos. Si ya ganan ~$130 mensuales en la informalidad, si alguien les ofrece más de $200 más todos los beneficios les está ayudando; mejora su situación económica y les permite acceder al seguro social.
Asimismo permitir que la gente se afilie voluntariamente al IESS según un porcentaje de sus ingresos reales, y NO excluir a la inmensa mayoría manteniendo un alto porcentaje irreal basado en el salario mínimo artificialmente alto, que sólo gana una minoría.
Al momento la afiliación voluntaria es el 17,6% de los ingresos que no pueden ser menores al mínimo, es decir, casi $80 dólares al próximo año. Pedirle que paguen la mitad de sus ingresos a gente que gana en promedio ~$130 al mes (como es promedio, muchos ganarán menos que eso), es poco realista.
9. Debe incentivarse a la gente a pagar. Es necesario eliminar el “quiero todo gratis y es posible, que lo paguen los ricos” del “sistema operativo” ecuatoriano. TODO cuesta y un buen servicio no será la excepción.
Aquí un boomer [V.] en medio de los lugares comunes a los que nos tienen acostumbrados ―“el IESS no está quebrado, está mal administrado“― propone una idea interesante: ampliar el seguro campesino a TODO el mundo. Por supuesto, que hagan la aportación correspondiente; no debe haber beneficios sin aportes previos.
En efecto, sería algo similar al “plan de aseguramiento popular” que intentó Nebot hace 15 años: en esa época le descontaban un dólar a los receptores del bono, más un aporte municipal y estatal y un pequeño copago, se lograba brindar consultas de medicina general y medicamentos de un cuadro básico.
Lamentablemente vino la ola socialista del “todo debe ser gratis, es un derecho humano, que lo pague alguien más” y en medio de boom de commodities eso parecía plausible; pero no debemos construir un modelo que funcione sólo cuando hay boom de commodities. Eso no es sustentable.
Zurdos de la época [V.] se rasgaban las vestiduras que cómo era posible que el plan de aseguramiento popular municipal costara un dólar, si el seguro campesino costaba sólo 4¢… Por supuesto que nunca se les pasa por la mente a los zurdos que es imposible que un sistema así sea sustentable cobrando tan poco.
Cuánto cuesta el seguro campesino ha de ser uno de los secretos mejor guardados del IESS; una publicación de hace seis años [V.] dice que era sólo de $2 mensuales, y con eso podían acceder a una jubilación de $61. Por supuesto, suma irrisoria ―los $2― con la cual es imposible financiar nada, pero por algo se ha de empezar.
Digámoslo una vez más porque es necesario grabárnoslo a fuego: en ninguna parte del mundo existe eso de “seguro universal gratuito”; en todos los países de estado de bienestar, todos los trabajadores ―hasta el más humilde pocillero― pagan impuestos para costearlo. Desear que sea “gratis y que lo paguen sólo los ricos” es irracional y abocarse a la decepción.
Solución: ampliar el seguro social campesino a TODA la población, dirigido especialmente a los ⅔ de descamisados que, en subempleo y empleo no pleno, ganan tan sólo ~$130 mensuales; que por una suma simbólica ―digamos, $5 mensuales, o lo que determinen los actuarios― más un pequeño copago tengan acceso a consultas médicas generales y un cuadro básico de medicinas, y a una jubilación que los extraiga de pobreza extrema ($50 mensuales al momento de escribir esto). Y de alguna manera ha de educarse a la población adulta que ha de ser obligatorio; que parte del “contrato social” ecuatoriano es contribuir a la seguridad social, a la que todos sostenemos, y de la que todos nos beneficiamos.
Que ha de ser obligación de todo adulto ecuatoriano, por más “nini” que sea, de aportar por lo menos con sus cinco, o diez, dolaritos mensuales al seguro social. Seguro más han de gastar en ponerle datos al teléfono, o comprar licor, etc.
Por supuesto por cargas familiares la contribución ha de aumentar; los niños y adolescentes ―ellos sí― han de poder recibir atención médica gratuita.
10. El IESS debe dejar de ser un monopolio. Ya conocemos los problemas que tiene desde hace décadas, y nuestros padres irresponsablemente hace 28 años decidieron UNGA BUNGA BOTA TODO NO PARA RECHASAR AL GOVIERNO cuando el entonces presidente Sixto consultó permitir competencia entre compañías previsionales. Es decir, el diagnóstico se conoce desde hace décadas, y a sabiendas no hacemos nada, precisamente por la tonta creencia que “el gobierno tiene ‘bolsillos infinitos’, nunca le faltará dinero al IESS”. Pues esperemos unos cuantos años cuando no todos los ancianitos reciban su jubilación completa y a tiempo.
Debe permitirse entonces la conformación de empresas o cooperativas de trabajadores donde se presten servicios similares a los del IESS, que en realidad no son tan difíciles: 1) reunir ahorros para invertir en bonos de bolsa de empresas, y dar préstamos a los propios afiliados con la garantía de esos mismos ahorros; y 2) dar seguro de salud, que al por mayor seguro se consiguen condiciones beneficiosas. Algunos trabajadores optarán por inversiones más riesgosas, otras por más conservadoras; y cualquier riesgo del sistema estará confinado a las cooperativas específicas; pero ya no será “sistémico“ como el que tenemos hoy en día.
Por cierto, cooperativas de esta índole ya existían a principios del siglo pasado, mucho antes de surgimiento de esquemas centralizados estatales, así que NO es imprescindible que lo haga monopólicamente ―y mal― el “ogro filantrópico”.
Otro ejemplo de cómo los boomers están perdidos: Augusto de la Torre preside comisión que analiza soluciones a este problema. [V.] En general es impecable en la presentación de los problemas, pero irracionalmente descarta soluciones privadas. El entrevistador pregunta: «¿Descarta crear AFPs?», y de la Torre responde en la mejor forma boomer: «¡No, no, no, no, no! Creo que a estas alturas del partido, de AFP ya no se debe hablar. Con los problemas de Chile hemos aprendido mucho de lo que no hay que hacer».
El único sistema mundial que era autosuficiente, de riesgos contenidos no sistémicos, que financiaba creación de más riqueza, ¿y este boomer sugiere ni siquiera considerarlo?! ¿Sólo porque la izquierda cavernaria chilena deseaba irracionalmente destruir dicho sistema, precisamente por ser exitoso? Es por eso que digo que los boomers están perdidos, y mientras se empecinen en su irracionalidad, no deben ser considerados interlocutores en el debate público de este problema. Garantizarles de vez en cuando que sus inmerecidos beneficios serán respetados, pero los adultos no tienen tiempo para oír sus lugares comunes.
11. Todo esto probablemente dificulte salir de la pobreza a las masas. “There are no solutions, only trade-offs” decía el siempre excelente Thomas Sowell: «no hay soluciones, sólo compensaciones». Las soluciones cooperativistas de principios de siglo pasado eran voluntarias, y los estados de bienestar fueron construyéndose progresivamente en países industrializados del primero mundo, cuya población ya consistía en una gran clase media. El costo que pagaron por ello probablemente haya sido frenar su crecimiento, como dicen papers al respecto (p ej. V. y también V.).
Lo cual tal vez no sea tan importante en países que ya han logrado ingresos medio-altos ―según varios analistas, por encima de los $12k nominales anuales, no PPP―, en esos niveles de ingresos pueden darse el lujo de ralentizar su crecimiento; pero en países medio pobres como el nuestro, donde ⅔ de trabajadores descamisados malviven con ~$130 mensuales, tal vez no sea tan buena idea. Just sayin’.
Ya escucho los chillidos destemplados de mis compatriotas: “¿¡KOMO PUEDEZ OPONERTE A KE LOZ POVREZ TENGAN CEGURO ZOSIAL?!?1?”, no me opongo, pero un país donde la mayoría de trabajadores son pobres, probablemente no pueda costeárselo, al menos no a los niveles que nos gustaría, no hay que engañarse.
Una persona pobre que a duras penas logra cubrir sus necesidades alimentarias y las de sus hijos, probablemente por sus propias condiciones de vida tenga una high time preference y desee conservar su magro ingreso intacto, para poder alimentarse, comprar unos bloques para seguir construyendo su casita, comprarse ropa…
En esas circunstancias probablemente no aprecie que alguien venga y le diga: deduciré el 40% de tu ingreso para que tengas seguro de salud y jubilación; tal vez el descamisado prefiera: “no, tanto dinero es la diferencia entre comer tres veces al día o sólo una. Prefiero conservar mi ingreso completo; ya veré en el futuro qué hago, por ahora prefiero no caer en pobreza extrema”.
Lo importante es reconocerle su derecho como agente racional a tomar sus propias decisiones pensando en su propio beneficio, y que no las tome un tercero, un burócrata de “torre de marfil” desde su cómoda oficina con aire acondicionado.
Quizá se entienda con otro ejemplo: todos sabemos que el arte y la cultura son importantes para desarrollar el espíritu; así que al que gana ~$130 mensuales le descontaremos un porcentaje sustancial de su ingreso, para sostener museos, bibliotecas, teatros etc. que le permitirán cultivarse… Sí, todo eso es importante, pero si el costo que ha de pagar por ello es descender a la pobreza extrema, donde literalmente se experimenta hambre, ¿probablemente no sea lo más prudente…?
Para que un país salga de la pobreza, se requieren tasas de crecimiento económico por encima del 7% anual durante una generación entera ―25 años, más o menos― y un estado de bienestar tiene un costo sustancial en términos de gasto público que ralentiza el crecimiento y probablemente impida que las masas mejoren sus ingresos sustancialmente. El “premio consuelo” de la izquierda siempre es: “ok, sigue ganando ~$130 mensuales, pero ahora tiene un hospital, tiene una escuela…” no debe impedirnos recordar que podría tener todo eso, e ingresos de empleo pleno, si tan sólo se hubiera logrado ese crecimiento económico.
Es en serio: en una hoja de Excel o una calculadora de interés compuesto, hágase crecer $130 mensuales al 7% anual por 25 años, y se obtendrán alrededor de $700 mensuales, ingreso digno en nuestros países. Pero es imprescindible crecer al 7% o más por dos décadas por lo menos. Negarnos a las reformas necesarias para lograrlo, por preferencias ideológicas ―especialmente teniendo los ejemplos de las repúblicas ex-soviéticas y China tan cerca― es elegir mantener a las masas de descamisados en la miseria. ¡Y eso es inmoral!
12. El sistema se basa en ensueños. Todos tenemos la imagen del “turista gringo”, con camisa hawaiana y cámara al cuello, viajando en crucero por el mundo, disfrutando de su jubilación. El pdte. Correa seguro tenía eso en mente cuando subió las jubilaciones “de miseria” ―que en efecto lo eran― para permitir a los jubilados “vivir dignamente”. El resultado: la pensión más alta de América Latina [V.], incluso mayor que el mínimo vital. Eso no es sostenible como dicen todos los estudios actuariales; y el estereotipo del “gringo turista” tampoco es representativa de la generalidad de jubilados del país del norte; por eso muchos deciden vivir en latinoamérica luego de jubilarse, porque el dinero no les alcanza allá.
Solución: Cambiar nuestras expectativas de qué debe ser una jubilación; en ninguna parte del mundo existe eso de “viajar por el mundo jubilado”, sólo lo logran los más afluentes del primer mundo, no la mayoría, así que hemos de abandonar ese ensueño. La jubilación ha de ser para evitar la pobreza y la pobreza extrema, entre $50-88 mensuales al tiempo de escribir esto; sería una alternativa para jubilación campesina “generalizada” que proponemos.
Abandonar también el ensueño de “ah, me jubilaré y viviré veinte años sin trabajar”; es ilusorio si queremos que el sistema sea sostenible. Probablemente nuestro hado sea “trabajar hasta la muerte”, “work till you drop” como dicen los gringos. La jubilación será un complemento al ingreso laboral, y una garantía de no caer en pobreza o pobreza extrema; pero ese “vivir dos décadas descansando sin trabajar” fue un costoso sueño boomer que tendremos que pagar los jóvenes.
Es normal y debemos aceptar que, así como en la juventud el ingreso asciende a medida que se gana experiencia y habilidades, el ingreso ha de descender a medida que se envejece. Ni la energía, ni la salud, ni la disposición a trabajar son las mismas; y eso se verá necesariamente reflejado en la productividad, y ha de poder reflejarse en el ingreso, si deseamos mantener a legiones de ancianos trabajando. Los mismos ancianos deben aceptar un ingreso menor ―que compensarán con ingreso jubilar y lo que produzcan sus ahorros― y abandonar el entitlement (“tengo mucha experiencia, ¡me niego a aceptar un sueldo menor!) que los vuelve disagreeables y menos atractivos a empleadores.
Lo dicho se refleja en “tasas de reemplazo” de varios países “modelo” europeos, donde el ingreso por jubilación sólo cubre hasta cierto porcentaje ―en promedio 60%― del ingreso laboral [V.]. Hacia allá debemos apuntar: que jubilación sea complemento a ingreso laboral, que ha de continuar mientras haya fuerzas, y aceptar que es normal que el ingreso decaiga junto con dichas fuerzas:
13. El sistema castiga a los más disciplinados y ahorradores. Teóricamente el trabajador aporta ~10% de su ingreso para seguro de salud, y ~10% para jubilación, y ya conocemos los problemas de financiación de ambos. Pero enfoquémonos en este último.
Imaginemos que un grupo de trabajadores conforma una “cooperativa de jubilación” como las que sugerimos, donde unirán sus capitales para ahorrar, prestar con interés e invertir en renta fija. Ahorrarán el mismo 10% de ingresos.
En las bolsas de Quito y Guayaquil pueden encontrarse papeles de renta fija que rinden 7%, 8%, 9%. Tomemos en promedio 8%.
Históricamente menos del 5% de bonos “basura” caen en mora [V.]; seamos pesimistas y consideremos a todos los bonos de nuestros países de alto riesgo como “basura”. Descontando ese 5% y dándolo por perdido (pese a que siempre se recupera algo) y asimismo descontando costos de 0,5% [V.], bonos que en promedio rinden 8% rendirán poco más de 7%. Tomemos 7% como ejemplo de rendimiento promedio histórico para nuestro fondo jubilatorio.
Tomemos un trabajador estereotípico, que empezó a trabajar a los 20, siempre ganó sólo el básico de $450, y se jubila a los 65, e ingresemos esos datos en una calculadora de interés compuesto [V.]:
…veremos que recién alrededor de los 38 años de aportes, lo acumulado (~$95k) puede generar intereses suficientes como para reemplazar su ingreso mensual, y conservar el capital para legarlo a sus herederos.
Pero eso no es el sistema que tenemos; en realidad tenemos un sistema de annuity, donde se ahorra menos tiempo y el capital se consume. En ese caso, al cabo de 30 años de ahorro y jubilándose a los 65 se ha acumulado en total alrededor de ~$52k y ese capital con lo que produce permitiría reemplazar el ingreso mensual del salario mínimo, por un tiempo similar a la expectativa de vida del ecuatoriano (~80 años) [V.]:
Quizá este sistema de annuity se ajuste mejor a la idiosincrasia del ecuatoriano, que en ocasiones se queda sin empleo varios meses, emprende un negocio, etc., sin afiliarse ni realizar aportes puntualmente ni ahorrar religiosamente un porcentaje de ingresos sin gastárselo. Pero los más disciplinados pierden su capital, con el que, suponemos, subsidian a los menos ahorrativos. Solidaridad que le llaman, uno de los pilares del sistema… Pero, ¿no debería ser capaz el trabajador de elegir si, lograda la meta de ahorrar un capital suficiente, vivir sólo de las rentas del capital, y poder legar a sus hijos el capital? El sistema actual no contempla esa posibilidad, pero sería totalmente factible en sistemas cooperativos-privados.
Puestas las cosas así, el sistema no incentiva la disciplina, sino más bien lo contrario: “otros pagarán para mantenerme si no ahorro lo suficiente”. Un sistema no debe construirse con incentivos perversos.
Objeción: ¿Vos nueras anarquista? Sí. Pero en temas donde hay un amplio consenso social sobre la necesidad de que haya un servicio y se costee, OK, ese servicio ha de ser proveído. Por supuesto, preferiblemente voluntariamente, y por el sector privado; ya conocemos el despilfarro e ineficiencia que caracteriza al sector público. Pero por Dios, hemos de tomar decisiones pronto, hace casi 30 años ―en la mencionada consulta de Sixto― irracionalmente nos negamos a solucionar este problema, ya es hora de atenderlo.
Por último, tengamos presente que la mayoría de soluciones presentadas no son sino un “reordenar las sillas de la cubierta del Titanic”: la realidad es que los sistemas necesariamente colapsarán, y el dinero que reciban los jubilados será menor; sea por devaluación, sea por que simplemente no hay suficiente para darles completo y a tiempo a todos, como en nuestro país de (gracias a Dios) moneda dura.
ACTUALIZACIÓN A MARZO 2023: Las protestas actuales en Francia por tan sólo subir dos años la edad de jubilación (¡a 62!) vuelven más sombría la perspectiva: si ni siquiera en los cultos países europeos ―cuna del estado de bienestar― es posible siquiera dialogar sobre los múltiples problemas del sistema (no se diga sobre sus soluciones), ¿qué nos espera a nosotros, paisitos tropicales de bajo coeficiente intelectual?
La realidad, tan necia e irresistible, terminará por imponerse.
ACTUALIZACIÓN A ABRIL 2023: Quizá ya sea demasiado tarde para cualquier intento de reforma [V.]: el fondo de pensiones de jubilaciones sólo cuenta con $6 milliards, y cada año gasta $5 milliards, y subiendo. No se requiere muchas matemáticas para saber que eso no durará mucho más de un año.
Y como dice el artículo, la mayor parte del fondo ya está invertido en activos poco líquidos como créditos hipotecarios y… bonos de un gobierno chiro, que difícilmente podrá saldarlos, así que es probable que problema se dispare mucho antes, si sólo entran cada año $2,5 milliards.
Tampoco se resuelve como muchos dinosaurios dicen, “pagando la deuda con el IESS”: si cada mes se requieren ~$410 millones para pensiones, pagar la deuda con el fondo de pensiones (fondo de salud es aparte) sólo aplazará lo inevitable 4 meses [V.]. Así que no: “pagar la deuda” no es la solución, y los eslóganes tampoco.
Es irracional que en este paisito se sigan gastando $4,5 milliards en regalar gasolina a los más ricos [V.] mientras hay tantos problemas y necesidades. Pero así somos: necios, irracionales, nos da iras siquiera discutir los problemas, no se diga resolverlos.
El artículo también menciona que se gasta más en pensiones de invalidez, que en las de vejez. No sabía que en este paisito hubiera tantos inválidos… ¿No será tal vez que todos aquellos que sacaron carnet de discapacidad para no pagar impuestos ―entre los que se encuentra el infame “karateka discapacitado” [V.]― asimismo tramitaron la jubilación y están desfalcando al IESS?! Lo malo de Ecuador, ¡son los ecuatorianos…!
Un artículo de Expreso afirma que IESS «registra 551.467 jubilados a nivel nacional, hasta la fecha. De ellos, 510.710 son jubilados por vejez; 27.584 son por invalidez y 13.173 por discapacidad. Una cantidad de retirados por los que la entidad desembolsa cada mes unos 350 millones de dólares». Una relación de 12 a 1, jubilados por vejez vs. jubilados por invalidez/ discapacidad.
Una rápida revisión del boletín estadístico del año 2022 (último disponible) indica (p. 52) que la base de aportación de invalidez era de $488,10, de discapacidad era de $727,66, mientras que por vejez es de $654,46… Aunque con estas cifras resulta difícil sostener que se gasta más en pensiones de invalidez que en las de vejez, sí resulta por lo menos curioso que los aportes de discapacidad sean un 11% mayores que los de vejez. ¿Quizá signo de esos “karatekas discapacitados” que hacen grandes aportes unos años, luego sacan carnet de “discapacidad” y luego se “jubilan” por el resto de sus vidas?
A todo lo mencionado hay que añadir que existe el consenso que la mera existencia de estado de bienestar reduce crecimiento económico ―al impedir ahorro y reinversión de recursos―, lo cual se temía desde sus inicios [V.] y no sólo eso, sino que también se sospechaba que existencia de estado de bienestar reduciría tasas de fertilidad y en general solidez de familias [V.].* Lo cual tiene su lógica: ¿qué sentido tiene conseguir pareja, casarse y tener muchos hijos para que lo cuiden a uno en la vejez, si el estado promete hacerlo por uno, por el módico precio de casi la mitad de nuestro sueldo mensual?
* Los autores del segundo paper citado se muestran escépticos de esa teoría; pero curiosamente tasas de natalidad escandinavas decaen inmediatamente luego de instaurado estado de bienestar, incluso por debajo de la tasa de reposición de 2,1 niños por mujer de la que se jactan los autores, inmediatamente de publicado su análisis. No deja de ser irónico.
Como observación personal, añadiría que los millenials y su proverbial ensimismamiento son fruto de la expectativa de un estado de bienestar. Eso explicaría el declive del agreeableness que muchos vemos; ¿para qué ser agradables con las familias, para qué mantener contento/a al cónyuge, a los hijos que han de ser muchos, si no necesito ya que me cuiden en la vejez, pues lo hará el estado? Poco inteligente resulta confiar más en anónimos burócratas que en la propia familia; no sólo con el dinero, sino con algo tan personal e íntimo como el cuidado personal en la vejez. Se entenderá algo de la sorda ira de muchos millenials al enterarse que todo lo que les prometieron, ha resultado mentira.
Como decía el sabio Sowell, there are no solutions, only trade-offs. El precio a pagar por el estado de bienestar es una sociedad cada vez más miserable que se extingue lentamente, incapaz de seguir reduciendo pobreza ni de absorber económicamente a las masas de descamisados que a ella migran; y finalmente a cambio de nada, pues las promesas pronto serán rotas por la falta de recursos.
Me avergüenzo de mi imperdonable ingenuidad al recomendar en la última entrada del antiguo blog [V.] afiliarse al IESS… Tan sólo casi siete años después, ese dinero ha de considerarse perdido. Eso pasa por confiar en los burócratas y sus promesas.
Habrá sido bonito para nuestros padres y abuelos ensoñar sobre el estado de bienestar… ignorando sus efectos nocivos y confiando en las vanas promesas. Nosotros no podemos darnos ese lujo.
Es momento de hacerse a la idea del work til you drop y procurarnos soluciones basadas en acuerdos privados ganar-ganar. «Capitalismo, ahorro y trabajo duro; no hay otra cosa», como dice el prof. Bastos.
No podemos controlar al IESS, ni lo que hace con nuestros aportes. Pero sí podemos controlar nuestro ahorro adicional.
He encontrado unos brokers internacionales —intermediarios con las bolsas de valores— que abren cuentas a pequeños inversionistas ecuatorianos, permitiéndoles invertir en acciones de empresas internacionales, de EEUU, Europa y otros países.
En general, Ecuador no es visto con buenos ojos por la comunidad internacional. Nos ven como un país inestable, mal pagador, que envía drogas…
Por eso, pese a que usamos el dólar ―moneda internacional― sin embargo en general somos excluidos por empresas internacionales. Nos ven como riesgosos y sospechosos. Por eso prefieren no tratar con ecuatorianos.
Los brókers etoro.com, Tradernet.com y Capital.com abren cuentas a ecuatorianos, y a diferencia de otras instituciones, requieren montos pequeños de inversión; permitiéndole a un trabajador de clase media ahorrar e invertir a largo plazo.
Puedes abrir una cuenta con poco dinero y con aportes mínimos de $20 puedes ir poco a poco acumulando un capital con miras a que crezca a largo plazo: 20, 30 años.
Te ayudo a abrir la cuenta y te asesoro en el uso de la plataforma y sobre qué invertir.
O descarga el reporte que contiene toda la información:
Si estás interesado, envíame un email a info@InvierteAfuera.com.
Si deseas más información, mira nuestras Preguntas frecuentes, y asegúrate de leer nuestra exención de responsabilidad (disclaimer).
¿Se trata de una pirámide o esos negocios dudosos de “gana dinero con tu celular” o “Finanzas Forex”?
No, se abren cuentas reales en brokers internacionales reales, para invertir en acciones de compañías reales, no en divisas.
¿Esto es trading?
No. Se entiende por trading la compraventa de activos con fines especulativos a corto plazo, con independencia de si los activos son rentables o no; nosotros invertimos en acciones de compañías rentables, a precios razonables, con visión a largo plazo (varias décadas).
¿Es posible perder dinero?
Como en cualquier negocio, existe la posibilidad de pérdidas. Empleamos estrategias conservadoras para minimizar el riesgo, pero este nunca se puede eliminar del todo. El mundo tiene un riesgo inherente (recesión mundial, guerra a gran escala), la compañía broker podría llegar a tener problemas, nuestro país podría llegar a ser más excluido aún de los flujos internacionales, etc. El riesgo nunca puede ser totalmente eliminado.
¿Cuánto necesito para empezar?
Tradernet no pide un depósito mínimo. Capital sólo $20. Etoro sí requiere $200 para abrir la cuenta. Los depósitos adicionales pueden ser de montos pequeños asimismo; Etoro requiere mínimo $50.
Como mínimo debes prever un dólar diario; acumulando así $30 al mes (depositando en Etoro cuando completes $50). Si no puedes generar un ingreso disponible tan pequeño, tu problema actual es incrementar tu nivel de ingresos. Las inversiones vendrán después.
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No. Tu dinero no pasará por mis manos. Yo te ayudaré a abrir la cuenta y te guiaré en el proceso de inversión; compartiré asimismo mis decisiones de inversión. Pero las decisiones las tomarás tú; tú decides bajo tu cuenta y riesgo en qué invertir.
Mi función es la de introducing broker: te doy información sobre las compañías cuyos servicios empleo, te guío en la apertura de las cuentas, y comparto mis decisiones de inversión. A cambio de eso, podría recibir una pequeña comisión de las compañías, por referirles clientes.
La última palabra sobre tu capital la tienes tú; tú decides finalmente en qué invertir, y la responsabilidad sobre los resultados recae en ti.
¿Esto no es "intermediación financiera"? ¡Eso es delito!
No. Intermediación financiera «ocurre cuando un grupo de personas deposita su dinero en una entidad financiera y este mismo dinero se presta a otras personas» [V.]; es el negocio de bancos, cooperativas y mutualistas. Yo no voy a recibir tu dinero, ni tampoco lo voy a prestar a otras personas; sólo te pondré en contacto con los brokers que uso y recomiendo pues trabajan con ecuatorianos; te ayudaré a abrir una cuenta, y compartiré contigo mis decisiones de inversión. Es decir, lo que hace un introducing broker.
Esta página tiene fines informativos exclusivamente y no se considera material promocional de ningún tipo. La información aquí contenida no ha de entenderse como oferta o solicitud de compra o venta de ningún valor o instrumento afín. No debe depositar su confianza en las opiniones e información recogidas en esta página a la hora de tomar decisiones de inversión y/o estratégicas. La información aquí contenida se considera fiable, pero no se garantiza su integridad ni su exactitud. La información contenida en esta página web no consiste sino en contenidos generales sobre el mercado, y no consejos sobre operaciones e inversiones.
Toda inversión implica riesgo. Siempre existe la posibilidad de pérdida. Sus resultados pueden variar a los presentados. La rentabilidad registrada en el pasado no es un indicador fiable de los resultados futuros. El precio de los instrumentos financieros y sus derivados, así como los ingresos derivados de los mismos, pueden tanto subir como bajar y los inversionistas pueden no recuperar el capital original invertido. La bolsa de valores no debería ser su única área de inversión.
Al visitar esta página, Ud. entiende y acepta que por nuestros servicios de asesoría en apertura de cuentas no seremos responsables de los daños directos, indirectos, incidentales que pueda experimentar, incluyendo pérdidas de capital y beneficios.
Olvídate del trading. Trading es comprar o vender instrumentos financieros con la idea de lograr una rentabilidad a corto plazo, basado en las oscilaciones de las cotizaciones. No es inversión (a largo plazo), sino especulación.
En la “letra chica” de los brokers serios hallarás algo así como: «85% de los clientes pierden dinero». Ése es uno de los dirty secrets de la industria. Repitámoslo: más de ocho de cada diez clientes, pierden dinero.
Eso es porque la mayoría de clientes piensa: “si me va bien, ¡podría dedicarme a esto a tiempo completo!”. Mas sólo a una pequeña minoría les va bien en ello. Además ten en cuenta el survivorship bias: en un momento dado, 15% de los traders serán rentables; pero a largo plazo, es una de las industrias con más rotación de clientes.
Conociendo la naturaleza humana —¡yo mismo!—, sé que muchos lectores no podrán abstraerse de la tentación de “apostar en los mercados”. En general los varones tenemos ese prurito de demostrar que “triunfaremos donde tantos otros fracasaron”, así que será inútil tratar de disuadir a nadie de intentar trading, jaja.
Así que para eso, dedica un pequeño porcentaje de tu dinero (menor al 5%) para ser tu “crazy money” y haz trading con eso. Sólo con eso: ¡no toques el capital que tienes invertido en ETFs a largo plazo!
Así como antaño no tenía nada de malo de vez en cuando ir al casino y gastar un puñado de dólares en “divertirse” apostando, no tiene nada de malo probar suerte en el trading siempre y cuando no permitamos que salga de su “celda” de un pequeño porcentaje de dinero. Si logras ser parte de ese pequeño porcentaje que sí puede ser rentable haciendo trading, ¡bien por ti!, pero ya sabemos que las posibilidades no están de tu lado…
No necesitas ver los mercados a diario. Si compras unos cuantos ETFs a buen precio, es muy poco probable que se te “desplomen”, como podría ocurrir con alguna acción suelta. En consecuencia, bastará que una vez al mes —cuando vayas a añadir dinero— revises cómo van las cotizaciones.
No, me temo que difícilmente esto podrá convertirse en una profesión a tiempo completo para ti. Habrás de tener tu fuente de ingresos; esto sólo será uno de los recursos que tendremos para nuestra jubilación (los demás, inversiones en renta fija, ojalá en bienes raíces y un pequeño porcentaje en oro y/o criptomonedas).
Ten paciencia. Si de verdad tus inversiones son a largo plazo, no has de desesperar si apenas compras el precio cae por unos meses. Las oscilaciones son normales, inevitables y en gran parte, impredecibles. Mientras permanezcan las condiciones que te llevaron a comprar el ETF —buen precio, empresas rentables, país o sector al alza, etc.— puedes seguir añadiendo a esa posición.
Lo que puede salir mal, saldrá mal. Como todo en la vida, por más que prepares siempre habrá algo que salga pésimo. Por eso dividimos el riesgo entre varios brókers, entre varios ETFs, entre varias asset classes (acciones en bolsa, oro, renta fija, bienes raíces etc.) tratando de minimizar el riesgo, aun sabiendo que no lo podemos eliminar del todo.
Así que no podemos descartar que, dentro del rango de posibilidades, estén algunas que odiemos: que alguno de los brokers quiebre; que alguno de los ETFs se desplome —por ejemplo, por fraude en la compañía que lo constituyó—, que la situación política se salga de control…
Vamos, vivimos en latinoamérica: ¡estamos acostumbrados a vivir en crisis permanente!
No uses leverage. Leverage. o “apalancamiento” consiste en tomar dinero prestado del broker para comprar más de un instrumento, que lo que permite nuestra cuenta.
Por ejemplo, tenemos $1000 en la cuenta, pero usando apalancamiento 2:1, podríamos comprar $2000 de una acción.
Esto tiene la ventaja que duplica los movimientos de la acción, duplicando las ganancias, pero también las pérdidas, además que tiene costos de financiamiento adicionales; por eso sugiero no usarlo.
Los brokers modernos como Etoro e Interactive Brokers permiten comprar acciones por montos, es decir, si una acción costara $100, puedes comprar sólo $50, equivalente a “media acción”. Capital permite comprar fracciones de acciones o ETF, por ejemplo, comprar la décima parte de una acción de Amazon. Son perfectos para pequeños inversionistas; así que recuerda: ¡no necesitas apalancamiento, no lo uses!
Juega sólo “al alza”, es decir, no abras posiciones short, que equivale a apostar que una acción o ETF va a bajar de precio. Toda la estrategia de inversión que recojo aquí se basa en la incapacidad de la mayoría de nosotros de predecir los movimientos financieros; así que para compensarlo, simplemente compramos a buen precio (NO “al precio más bajo”, que tampoco podemos acertarle; a precios razonablemente bajos, sabiendo que a corto plazo las cotizaciones podrían bajar más aún) y confiar en la tendencia al alza a largo plazo de los mercados (décadas; recuerda que estamos hablando de jubilación aquí).
Apostar a la caída de precios implica confiar en tu capacidad de prever los movimientos de precios a corto plazo; requiere probablemente uso de margen y una cuenta con más fondos ($2000 por lo menos en EEUU); requiere mayor experiencia y conocimientos de los mercados —por lo que probablemente el broker no te apruebe vender en corto, luego de la evaluación de tu conocimiento y experiencia— y tiende a fomentar el uso de instrumentos derivados, como CFDs, futuros u opciones —y peor aún, con leverage— que abren un campo enorme de conocimiento a adquirir.
Así que olvídate de apostar a la caída de los mercados; recuerda, esto no ha de convertirse en tu profesión u ocupación a tiempo completo; así que no dediques demasiado tiempo a los mercados, haz tus compras mensuales y sigue con tu vida normal.
Si “mismo” no puedes resistirte, pues usa la fracción de tu “crazy money” para apostar a la caída… Tómalo como entretenimiento…
Juega sólo “al alza”, es decir, no abras posiciones short, que equivale a apostar que una acción o ETF va a bajar de precio. Toda la estrategia de inversión que recojo aquí se basa en la incapacidad de la mayoría de nosotros de predecir los movimientos financieros; así que para compensarlo, simplemente compramos a buen precio (NO “al precio más bajo”, que tampoco podemos acertarle; a precios razonablemente bajos, sabiendo que a corto plazo las cotizaciones podrían bajar más aún) y confiar en la tendencia al alza a largo plazo de los mercados (décadas; recuerda que estamos hablando de jubilación aquí).
Apostar a la caída de precios implica confiar en tu capacidad de prever los movimientos de precios a corto plazo; requiere probablemente uso de margen y una cuenta con más fondos ($2000 por lo menos en EEUU); requiere mayor experiencia y conocimientos de los mercados —por lo que probablemente el broker no te apruebe vender en corto— y tiende a fomentar el uso de instrumentos derivados, como CFDs, futuros u opciones —y peor aún, con leverage— que abren un campo enorme de conocimiento a adquirir.
Así que olvídate de apostar a la caída de los mercados; recuerda, esto no ha de convertirse en tu profesión u ocupación a tiempo completo; así que no dediques demasiado tiempo a los mercados, haz tus compras mensuales y sigue con tu vida normal.
Si “mismo” no puedes resistirte, pues usa la fracción de tu “crazy money” para apostar a la caída… Tómalo como entretenimiento…
Olvídate de las divisas y el FOREX. Invertimos en empresas productivas y rentables porque son como “semillas” que crecen y producen frutos (a través de dividendos, o incrementando su cotización), y es posible hacerles un avalúo para determinar si están relativamente baratas o caras. Eso no sucede con las divisas. Los gobiernos devalúan constantemente sus monedas; manipulan las tasas de interés que pagan; así es imposible determinar cuándo una moneda es “barata”.
Como siempre, si quieres jugar con divisas usa tu porción de “crazy money”, pero recuerda que no se puede invertir inteligentemente en algo al que no se puede hacer un avalúo, y peor aún, algo que se puede devaluar o diluir continuamente.
Aquí está la información básica del servicio que prestamos.
Quiénes somos
Por qué nuestro servicio
Lo básico acerca de las inversiones
Nuestro método de inversión
Pasos a seguir
Consejos útiles (tips & tricks)
Última recomendación
Historial de recomendaciones
No somos sino un grupo de ciudadanos preocupados por la dirección que viene tomando el país; por la dificultad de siquiera reconocer la existencia serios problemas; no se diga discutir y analizar soluciones.
De ahí que hayamos buscado soluciones para proporcionarnos alternativas de ahorro e inversión fuera del país, con énfasis en las cantidades pequeñas que puede ahorrar y aportar mensualmente un oficinista o profesionista promedio en el país.
No somos administradores de fondos, ni tampoco financial planners (profesionales que analizan las circunstancias particulares de un cliente, y basado en eso, realizan recomendaciones particulares de inversión a medida del cliente), ni brokers de seguros o de acciones.
Somos introducing brokers, es decir, descubrimos clientes potenciales para las compañías intermediarias de bolsa (etoro.com, tradernet.com y Capital.com, intermediarios que usamos y recomendamos) y a cambio de eso podríamos recibir una pequeña comisión por referir al cliente.
A principios de 2008 abrimos nuestra primera cuenta de inversión, en el broker americano Zecco. Sabiendo desde ya que iba a invertir montos bajos, lo elegí porque era el primero en ofrecer inversiones sin pagar comisiones.
En ese momento tenía la idea de ahorrar montos de alrededor de $500 y enviarlos, para que compense el costo de la transferencia internacional (~$50).
El rápido recrudecimiento de la crisis de las hipotecas y consiguiente desplome de la bolsa me llevó a aplazar las decisiones de inversión. La vida siguió; esa cuenta permaneció inactiva, luego el broker Zecco cerró.
El boom petrolero que vivimos en Ecuador al año siguiente causó que muchos creyéramos en la viabilidad del seguro social ecuatoriano, pese a que nunca faltaron voces que alertaban sobre sus problemas de viabilidad.
Resumiendo la historia aún más: básicamente luego de la dolarización, los ahorros del IESS en sucres se licuaron; y no sólo sus ahorros, sino también sus activos, los préstamos hipotecarios dolarizados se pagaban con cuotas mensuales de un puñado de dólares, algo absurdo. Luego Correa aumentó las “pensiones de miseria” heredadas de gobiernos anteriores; sí, lo eran efectivamente, pero ese acto de subirlas fue generosidad estatal, y no “un derecho”, pues como vimos los aportes hechos antes de la dolarización se habían licuado.
Se siguieron aumentando insosteniblemente las jubilaciones, hasta convertirlas en una de las más altas de la región, siendo este un país medio pobre. La única explicación que encuentro es que Correa quería realizar para el paisito la imagen estereotípica del “gringo jubilado”, que vive viajando en cruceros con camisa hawaiana y la cámara al cuello.
Decisiones posteriores como incluir hijos menores de edad en la cobertura de salud sin aumentar aporte alguno, y llenarse de burócratas el IESS, terminaron de complicar el problema.
Luego de pandemia fue vox populi el colapso de los sistemas de salud de todo el mundo. Cualquier persona mínimamente enterada sabe que los sistemas han dejado de ser sustentables y se sostienen con emisión inorgánica de dinero, es decir, con devaluación / inflación.
Aquí afortunadamente no podemos hacer eso. Los problemas económicos se volvieron evidentes en el mandato de Moreno y Lasso. Nuestra premisa subyacente se sostiene: en este país es virtualmente imposible siquiera discutir los problemas; no se diga peor aún proponer soluciones, que el mero hecho de intentarlas desencadena ultraviolencia irracional por parte de la extrema izquierda.
¿Qué puede hacer un individuo frente a eso? Pues admitir que las soluciones a nivel “macro” —a nivel de país— están fuera de nuestras manos; sólo podemos tener control sobre nuestro ahorro.
En primer lugar, por la pública crisis del IESS. Muchas familias confían en él para sus jubilaciones, mas lamentablemente tememos que sus expectativas serán defraudadas.
Segundo, en EEUU más de la mitad de trabajadores ahorran e invierten en acciones [V.], es común y normal allá; lamentablemente en nuestro país no es así: el mercado de valores es pequeño, sólo un puñado de compañías vende sus acciones ahí, la mayoría de empresas prefiere usar renta fija —préstamos— para financiarse.
La mayoría de servicios financieros de EEUU están pensados para trabajadores de allá, que en promedio ganan entre $4k-$5k mensuales; en ese nivel de ingresos, aportar desde el 7% mensual (los más jóvenes) hasta el 12% (los mayores, [V.]) es decir unos cuantos cientos de dólares mensuales, no representa mayor inconveniente.
Alrededor de la mitad de empleadores hacen algún porcentaje de matching contributions, es decir, que también aportan a la cuenta de inversión un porcentaje similar a lo que deposita el trabajador.
Mas en nuestro país los ingresos de trabajadores son una fracción de los gringos; la mayoría de oficinistas y profesionales ganan entre $500 y $1000 mensuales; con ese nivel de ingresos es difícil enviar unos cuantos cientos de dólares mensuales a una cuenta de inversión en EEUU, y los costos bancarios de transferencias internacionales (alrededor de $55) lo vuelven aún más difícil.
A lo dicho, añádase la desconfianza internacional que suscita nuestro país; la mayoría de brokers internacionales no aceptan cuentas de ecuatorianos; y las pocas que sí, a menudo exigen depósitos iniciales de varios miles de dólares para tomarse la molestia.
Es evidente que eso, más los costos de transferencias internacionales, representan un obstáculo para la mayoría de trabajadores ecuatorianos.
Afortunadamente hoy en día el acceso a servicios financieros se ha democratizado por decirlo de alguna manera: en EEUU es más fácil y económico enviar dinero a través de apps (Venmo, CashApp, Zelle, entre otras) en vez de usar tradicionales canales bancarios, y asimismo la inversión en bolsa es más fácil a través de apps (RobinHood, WeBull, Acorns, etc.) que permiten a ciudadanos americanos invertir cantidades pequeñas.
Por lo pronto, etoro.com, tradernet.com y Capital.com son las únicas compañías que aceptan depósitos de ecuatorianos por montos pequeños y que permiten acceso a acciones y ETFs de las principales bolsas mundiales.
Interactive brokers, uno de los mejores, sí acepta depósitos de ecuatorianos, y no cobra comisiones; pero sólo acepta transferencias bancarias, así que está vedado si tenías en mente depositar periódicamente montos pequeños.
Si conoces de alguna otra, ¡háznoslo saber! info@invierteafuera.com
Además todo el tema de la bolsa de valores es amplísimo; a él se dedican carreras enteras y sus posgrados, mas el trabajador promedio no tiene tanto tiempo para dedicarse a aprenderlo; así que por ello compartimos nuestras compras y la razón por las que las hacemos, esperando que resulten de utilidad para tomar tus propias decisiones.
No pretendemos entrar en demasiados detalles pero he aquí lo básico.
Ante todo es imprescindible ¡tener dinero qué invertir! Si tienes demasiadas deudas, estudia el método "bola de nieve" o el "avalancha" para pagarlas y salir de ellas, o llevarlas a niveles manejables. Una rápida búsqueda de internet te dará información.
Asimismo es imprescindible tener conciencia de tu presupuesto personal. Todos tenemos un presupuesto, seamos conscientes de él o no. Si "se me va toda la plata y no sé en qué", ¡ese es tu presupuesto! Uno muy malo, indudablemente, pero no por eso menos real. Así que ten claro tu presupuesto. Seguro hallarás muchos recursos con una búsqueda de internet.
Una vez que tengas claro tu presupuesto y llevado tus deudas a niveles manejables:
1. Págate a ti mismo primero. Es el primer consejo del libro clásico “El hombre más rico de Babilonia”. En serio, debes leerlo completo. Es fácil de conseguir.
En teoría, este precepto ya estaría cumplido si estás afiliado al IESS; estarías aportando alrededor del recomendado 10% de tu ingreso. Pero como sabemos, no es garantizado que el IESS pueda pagarnos a todos; por eso hemos de ahorrar e invertir, por lo menos, el 10% del ingreso restante luego de los aportes al IESS.
3 Renta fija debería ser el primer componente del ahorro e inversión. Por "renta fija" entendemos inversiones que pagan un porcentaje definido por un tiempo determinado; siendo nosotros pequeños inversores, básicamente depósitos a plazo bancarios.
Bancos generalmente requieren montos de $500 para abrir una póliza tradicional. Las cooperativas frecuentemente aceptan montos menores, desde $100 en adelante. Los bancos aceptan actualmente pólizas “en línea”, hechas desde sus plataformas en línea sin intervención de un agente, por esos mismos $100 en adelante.
Si no tienes el dinero completo, bancos y cooperativas ofrecen cuentas "meta" en las cuales te comprometes a hacer aportes con cierta regularidad hasta lograr completar un monto; pueden servirte para acumular el monto necesario para contratar una póliza.
Asimismo hay varias administradoras de fondos en el país que permiten aportes pequeños mensuales, los acumulan entre varios inversores e invierten en renta fija en la bolsa de valores. La ventaja de esto es que se obtiene una mejor tasa de interés; la desventaja es que el dinero no está disponible como garantía para hacer un préstamo (préstamo back-to-back, con tasas mucho menores que préstamos bancarios habituales, ya que está garantizado).
En cualquier caso, recuerda que si contratas un ahorro a más de un año, te beneficias de mejor tasa de interés y exenciones fiscales. ¡Recuerda reinvertir los rendimientos, para beneficiarte del interés compuesto! Y recuerda asimismo que esto es para tu jubilación, no para un gasto grande como un auto o una vacación; si deseas, usa la póliza como garantía de un préstamo bancario (back to back) para que te obligues a devolvértelo a ti mismo.
No es muy conocida esta opción, pero un seguro de vida universal también permite ahorrar a largo plazo para la vejez. Asimismo permite hacer préstamos con el fondo en garantía si es necesario para alguna necesidad. La ventaja de las aseguradoras es que por ejemplo ninguna quebró durante la crisis bancaria de hace dos décadas, pero sí tuvieron que pagar grandes sumas por la mayor mortalidad de la pandemia. Ten en cuenta un seguro de vida universal (no temporal) como método de inversión.
4. Trata de mantener una alta tasa de ahorro. Por falta de educación financiera, simple pobreza o descuido, millones no ahorran nada. También hemos oído de altas tasas de ahorro en Asia (¡llegando a más del 40% del ingreso en China!).
A nadie escapa las dificultades de ahorrar en un país de bajos ingresos como el nuestro, pero he ahí el desafío: incrementar nuestra tasa de ahorro por lo menos a un 10% de nuestro ingreso, ojalá un 20%, o más. Toma ejemplo del movimiento "FIRE" (Financial Independence, Retire Early) que viviendo frugalmente a menudo ahorran ¡más de la mitad de su ingreso, hasta el 70%!
Una vez presupuestado ese ahorro, divídelo entre renta fija y las inversiones en bolsa, consciente de que estas últimas tienen más riesgo.
5. Reinvierte los rendimientos para beneficiarte del poder del interés compuesto. ¡No toques tus inversiones! ¡No las consumas!
6. Invierte en otros activos. Si tienes los medios, invierte en bienes raíces. Asimismo conservar un porcentaje poco significativo (un dígito bajo) de tus activos en oro físico y criptomonedas no representa un gran riesgo, y tiene altas probabilidades de conservar su valor y apreciarse. ¡Verás que estas otras áreas de inversión requieren conocimientos que abarcan libros enteros! Prepárate bien antes de invertir.
7. Prepárate continuamente. Lee libros y mira vídeos sobre inversiones, y frecuenta comunidades inclinadas al ahorro e inversión. De esta manera te será más fácil mantener la motivación para lograr tus metas de ahorro.
Las inversiones son un campo sumamente amplio; tanto así, que la gente las estudia ¡como carreras universitarias completas!
Si estás leyendo este libro —cuyo propósito es de divulgación— es altamente probable que tu área de expertise no sean los negocios; después de todo, si ya tienes un MBA, ¡seguro ya sabes más que uno!
Pero probablemente no seas un MBA, y te dediques a otra cosa; y estás preocupado por los ahorros para tu jubilación.
El método de inversión que yo personalmente uso —que no soy MBA ni tengo ningún estudio afín al tema— se basa en el sentido común; lo comparto contigo, pues un oficinista, un profesionista común hoy en día tiene la necesidad de tomar las riendas de su ahorro para la jubilación; pero recuerda, tú eres quien tomará tus propias decisiones, y tú serás responsable de los resultados de esas decisiones.
Partimos de dos axiomas: 1) la tendencia de la bolsa al largo plazo es al alza; y 2) no soy lo suficientemente talentoso para descubrir “el próximo Amazon”.
Para el primer axioma, bastará como evidencia ver el gráfico a largo plazo de la bolsa americana:
Claramente vemos que, aunque en ocasiones demore una década o hasta dos para recuperarse, la tendencia es al alza.
Para el segundo axioma…, basta haber intentado trading (compraventa de instrumentos financieros a corto plazo, con fines especulativos) para entender que a veces se tiene suerte, a veces no, pero lo más probable es que se termine perdiendo el dinero; así que por eso no recomiendo hacer trading; aquí no lo haremos, sino que invertiremos a largo plazo en compañías rentables.
Amazon desde que salió a bolsa hasta el momento de escribir esto, ¡creció más de dos mil veces! Es decir, que si hubieras invertido mil dólares en ella al salir a bolsa en 1997, hoy tendrías más de dos millones de dólares, sin mover un dedo.
Pero nadie sabe cuál será “la próxima Amazon”; la mayoría de empresas tecnológicas no logra convertirse en un Amazon, o quiebran o son absorbidas. Así que para no estar tratando de atinarle, no invertiremos en acciones individuales, sino en ETFs, o “canastas de varias acciones”, donde el riesgo se distribuya mejor.
Así, en resumen:
Se trata de comprar empresas rentables a buenos precios, y dejar que el mercado haga el resto.
Las “canastas de acciones” (ETFs) regularmente se encargan de deshacerse de empresas que dejan de ser rentables o cuyo precio baja demasiado; así que el primer aspecto —«empresas rentables»— está cubierto.
Para el segundo: «a buenos precios», ¿cómo determinar qué precio es bueno?
Primero que nada, ¿tendría sentido comprar una empresa que pierde dinero, es decir, que destruye capital? Creemos que no. Dejamos a terceros el campo de la especulación (por ejemplo, comprar compañías aún no rentables de tecnologías emergentes, con la esperanza que multipliquen su valor). Así que de entrada en general excluimos a empresas o sectores que pierden dinero; un “hoyo negro de dinero” —que destruye capital— no es una buena compra a ningún precio; ¿cuánto pagarías por una máquina cuyo única utilidad sea destruir dinero? Yo, no la compraría. Por eso no compro empresas o sectores que pierden dinero, que destruyen capital.
Segundo, siempre es bueno analizar en términos “relativos”; es decir, sopesar la ventaja o conveniencia de algo, basándonos en las alternativas que tengamos. En el caso de inversiones, dejando de lado por ahora inversiones más marginales en oro y criptomonedas (que han de representar un porcentaje pequeño, menor a un dígito, del portafolio de inversión) y bienes raíces (sólo disponible si cuentas con altas sumas para invertir, ¡y si las tuvieras, probablemente no estarías leyendo este libro!) la alternativa a acciones —también llamadas “renta variable”— es la “renta fija”, o préstamos.
Si invirtiendo en renta fija puedes recibir fácilmente un 5% anual, eso equivaldría a un P/E ratio de 20. Vamos viendo qué es esto.
“Ratio” significa “división”; P/E ratio simplemente significa dividir el precio, para las ganancias. Por ejemplo, si un depósito a plazo de $100 paga 5% anual, al cabo de un año recibirás $5; es decir; 100÷5=20; el “P/E ratio” de un depósito a plazo, sería entonces 20, y será nuestra referencia.
Como las acciones fluctúan y tienen un riesgo mayor, esperamos una mejor rentabilidad; por eso buscamos acciones y ETFs cuyo P/E ratio se encuentre en 12, o menos.
En el caso de las acciones de mayor calidad —las que componen el Dow Jones, o las compañías más famosas— es bueno revisar el P/E ratio histórico; no es común hallarlas por debajo de 20, así que en las pocas ocasiones que eso ocurre, es una buena oportunidad de compra.
En ocasiones no siempre se encuentran los P/E ratios de ETFs; y según su forma de calcular, no suelen ser tan fiables (el precio es conocido, pero ¿y las ganancias? ¿Se usan las del trimestre anterior, las del año anterior, o las que se espera que se obtengan en el próximo ejercicio?).
Por eso es útil corroborar esa información analizando los ratios de las empresas que los componen, al menos las más significativas.
Si están pagando dividendos, ¡mucho mejor!, y preferiblemente si dividendos se acercan al nivel de rentabilidad de renta fija.
Revisar el NAV (Net Asset Value), ha de estar cerca del valor de mercado, y preferiblemente si está con descuento. A veces hay discrepancias entre el valor de las acciones, y el valor del ETF; deberían ser muy similares, pero a veces podemos comprarlos con descuento.
No estará de más mirar si en el gráfico una tendencia bajista parece haber terminado. Aunque, como sabemos, no podemos predecir los movimientos de las acciones al corto plazo.
Nos inclinamos por ETFs más que por acciones particulares. Pero en caso de estas últimas, a lo ya dicho, revisar adicionalmente regularidad de dividendos, un enterprise value similar o mayor al market cap, un book value per share similar o mayor al valor de la acción, que tenga suficiente para cubrir sus obligaciones a corto plazo (current ratio mayor a 1), y ojalá el price to sales sea menor a 1.
Finalmente revisar las más recientes transacciones de insiders, que no estén “abandonando el barco” pues eso implicaría problemas.
La acción o ETF se mantiene como “compra” mientras las condiciones indicadas permanezcan. Si al revalorizarse la acción supera un P/E ratio mayor a 12-16, la acción pasa a "hold": se mantiene la posición pero el precio probablemente ya no sea el más barato para seguir comprando.
Si la acción deja de ser rentable, es decir la compañía subyacente deja de tener ganancias y tiene pérdidas; o si el precio de la acción se desploma a ⅔ del precio de compra, analizar si constituye un bache temporal o síntoma de serios problemas, y en este último caso, considerar venderla.
¡Y listo! Dejar que el mercado opere su magia durante meses y años.
Como últimas recomendaciones, abstenerse de revisar a diario los mercados, basta revisarlos cada quince días o cada mes; reinvertir los dividendos que se obtengan, y tener presente que no estamos haciendo trading a corto plazo, sino invirtiendo a largo plazo, con un horizonte de varias décadas, que abarque toda nuestra vida laboral y, por qué no, dejar también una herencia a nuestros descendientes.
Recuerda, todo lo dicho tiene fines meramente informativos; no son recomendaciones a seguir. Tú eres responsable de tus decisiones de inversión.
Vamos a ver un ejemplo del proceso de inversión.
Tomemos como ejemplo el ETF de Chile. Sabemos que ese país ha preocupado mucho internacionalmente, desde las violentas protestas de 2019, pasando por los referéndums de nuevas constituciones, hasta el triunfo del socialista Boric.
Entramos a Yahoo! Finance y buscamos el ETF de Chile, que es ECH. A primera vista vemos que el NAV del ETF está por encima de su cotización; es decir, se está vendiendo con un ligero descuento. Asimismo su P/E ratio está por debajo de 12, y paga un interesante dividendo.
Podemos tratar de confirmar estos datos con otra página, etfdb.com. Ingresando a ella y buscando ECH, obtenemos datos básicos; debemos hacer click en el menú:
Luego elegir Dividend & Valuation:
…para finalmente comprobar que, si bien no es exactamente el mismo valor que cita Yahoo! —recordemos que el cálculo del P/E ratio depende de los valores que usemos, y en el caso de un ETF, ¡del promedio ponderado de todas las acciones del fondo!— está por debajo de 12, así que cumple nuestro criterio:
Procedemos a revisar los “holdings” del ETF; es decir, qué empresas contiene; y vemos que el price to book y price to sales se encuentran cercanos a 1, que es lo deseable:
Vamos un poco más abajo, y tenemos una lista de las compañías que componen el ETF:
Sociedad Química y Minera de Chile es la que más peso tiene en el ETF. Revisémosla con más detenimiento:
Vemos que tiene ganancias, un P/E ratio bajo, y que paga dividendos. Ahora revisemos sus estadísticas:
Vemos que se vende con un cierto descuento a su valor en libros; price to sales cercano a 1, buenos márgenes de ganancia, y produce rentabilidad.
Otro ETF que llamó mi atención y forma parte de mi portafolio, es el de Brazil. Luego de incertidumbre política al haber vuelto el socialista Lula al poder, tenemos que se cotiza a P/E ratio bastante bajo, se cotiza con un pequeño descuento sobre su valor en libros (NAV) y asimismo paga un interesante dividendo:
Una revisión de ETFdb.com también confirma bajo P/E ratio del ETF brasileño:
Revisando la acción que más peso tiene, la minera VALE, vemos que también tiene un P/E bajo y paga un buen dividendo:
Analizando las estadísticas de VALE, vemos que se vende con cierto descuento sobre su valor en libros, tiene buenos márgenes de rentabilidad, genera ganancias etc.:
Si quieres ser muy prolijo, puedes revisar cuantas empresas quieras, dentro del ETF. ¡Recuerda que eso no es garantía de nada!
El ETF de empresas africanas me está llamando la atención. Nadie puede dudar de los mil y un problemas que sufre ese continente, pero tomando en cuenta que es casi el único lugar que tiene alta natalidad, es de esperarse enorme demanda de recursos a mediano y largo plazo. Claro, mil y un cosas podrían salir mal, así que es una posición más especulativa a la que no debería asignársele una porción significativa del portafolio.
Como es usual, vemos un P/E ratio bajo y un dividendo magro:
Confirmamos con etfdb.com que el P/E ratio es bajo, ¡aunque no concuerden!:
Por último, vemos que la acción de más peso, el holding Naspers también tiene un bajo P/E ratio (aunque un dividendo minúsculo):
Helo ahí, el método con varios ejemplos. Mientras el P/E ratio se encuentre bajo, podrás invertir en el ETF que hayas elegido. Si el P/E ratio supera 12, la posición pasa a “hold”, es decir, la conservamos aunque no continuemos comprando más.
¡Felicitaciones! ¡Ahora eres un accionista capitalista! Has sembrado semillas que darán fruto en unas décadas, para ti y tus descendientes.
Por último, no estará de más recordarte que esto sólo es lo que yo hago; no te recomiendo necesariamente hacerlo, pues no conozco tus circunstancias particulares, tus ingresos, tu capital, tu tolerancia al riesgo, tus conocimientos o experiencia, etc.. Sólo lo comparto con fines informativos; tú has de tomar tus propias decisiones respecto a tus inversiones.
Pero considero que este método requiere poco tiempo de atención; es sencillo de seguir, requiere poner atención a pocos parámetros, y deja que el tiempo haga su labor.
¡Éxitos con tus inversiones!
Felicitaciones por tu decisión de invertir. He aquí lo que tienes que hacer. Por supuesto, no todo enseguida:
1. Tener listo capital y documentos. Necesitarás como dijimos $250 mínimo para empezar; tener tu cédula de identidad vigente y algún documento que indique tu dirección domiciliaria a tu nombre. Asimismo tu dirección de email y tu teléfono celular, que servirá para enviar los documentos tomándoles foto y autenticar con un mensaje de texto. Asimismo tu tarjeta de crédito para hacer el primer depósito.
2. Regístrate en los brókers. Visita etoro.com y asimismo en tradernet.com y Capital.com y sigue las instrucciones. Avísame si necesitas ayuda, te guiaré paso a paso. ¡No es mucho más difícil que registrarse para abrir una cuenta de correo electrónico!
3. Sube los documentos Te pedirán que les tomes fotos frontal y reverso a tu documento de identidad. Asimismo, es probable que te pidan “identificación biométrica”; es decir, tendrás que posar para la cámara. Esa es la tendencia moderna :/
4. Responde la encuesta de elegibilidad. Los brókers "evalúan" la capacidad y conocimiento de sus posibles clientes antes de autorizarles a abrir operaciones, como una manera de reducir el riesgo de ser demandados frívolamente por personas que no tenían idea de en qué se estaban metiendo. Asimismo deberás llenar y firmar digitalmente el formulario W8BEN, para que como extranjero el gobierno americano no te cobre impuestos, y evitar así doble imposición. Avísame si necesitas ayuda.
5. Familiarízate con las plataformas. Tómate tu tiempo para entender cómo funcionan y qué opciones tienen disponibles. Asegúrate de sentirte cómodo antes de empezar a operar. Puede ser buena idea usar la "cuenta virtual" de Etoro, donde puedes "comprar" acciones con "fondos de mentiras" para que veas cómo es el proceso, cómo aparecen en tu portafolio, y cómo se venden. Puedes tomarte unos días; no hay apuro.
6. Deposita fondos en la cuenta. Este suele ser el mayor obstáculo, pues en ocasiones el banco emisor, o la propia tarjeta de crédito, declinan la transacción, "porque sí". En ese caso, más abajo te explicaré el método alternativo que usaremos.
7. Abre tu primera posición. Eso significa que compres tu primera acción o ETF. Si quieres ideas, mira la sección Última donde consta la última compra que hice en mi cuenta personal, y por qué la compré. Recuerda, no es una recomendación de compra; sólo te cuento qué fue lo último que compré, a qué precio, y por qué.
Asimismo puedes revisar la sección Portafolio donde se encuentran las demás posiciones que he tomado, para sacar ideas para tomar tus propias decisiones de inversión. Ahí indico cuáles de las que he comprado aún considero baratas; cuáles no son baratas para seguir comprando, pero conviene mantener en el portafolio; y finalmente cuáles posiciones he cerrado (vendido) y por qué.
8. Seguir invirtiendo. Con regularidad ―cada mes, cada dos meses― deposita dinero en la cuenta, y abre nuevas posiciones (compra acciones) cuando te sientas listo; no es necesario hacerlo cada vez que se deposita, necesariamente.
¡Y eso es todo! Has sembrado las semillas, has regado y abonado la tierra, mucho más no queda por hacer, sólo esperar que crezcan las plantas. Recuerda que esto no es un cultivo de "ciclo corto" como el arroz que produce en pocas semanas; esto es como cultivar naranjas, ¡que demoran una década en dar frutos!
A menudo a los gobiernos no les gusta que “saquen” el dinero del país; lo ven como una “pequeña traición”: como si pensaran que ¡los ecuatorianos sólo deberían invertir en el Ecuador!
Aparte que con las pequeñas cantidades de las que disponemos —$30, $50 mensuales— fuera de seguir invirtiendo en renta variable, no hay grandes oportunidades de inversión en el país (a lo mucho podrías “invertir” en comprar productos de multinivel para revender); no puedes invertir tan poco en un negocio convencional.
Eso de que “es bueno meter dinero al país, y es malo sacarlo” no tiene ningún sentido, es absurdo. Son rezagos pertinaces del mercantilismo de hace varios siglos. Baste saber que, así como tú puedes encontrar conveniente invertir en el extranjero, los extranjeros deberían poder encontrar conveniente invertir aquí; no es necesario llenarse de reglas ni de prohibiciones para que eso ocurra. “Laissez faire, laissez passer” es la divisa que se conoce desde hace varios siglos. ¡Si es “malo” que los ecuatorianos inviertan afuera, debería ser malo que los extranjeros inviertan en Ecuador!, es decir, la inversión extranjera sería inmoral. Pocas ideas han de ser más atrasapueblos que ésa.
Pero bueno. A veces los gobiernos desean desalentar sacar dinero del país, a través de impuestos a la salida de divisas; o simplemente lo prohíben. En otras ocasiones son los gobiernos de afuera quienes no se sienten cómodos recibiendo dinero de países infestados de narcotráfico, como el nuestro.
En esos casos usaremos el “sistema Hawala”, que existe desde hace varios siglos. Simplemente consiste en darle el dinero a un intermediario dentro del país, para que ese intermediario se contacte con su socio fuera del país, y ese intermediario de afuera entregue el dinero al broker Etoro o TraderNet.
Es como cuando uno envía pequeñas sumas de dinero por Western Union a un pariente en el extranjero: no es que ese puñado de dólares “viaja” al exterior; se quedan en la caja del Western Union, para ser entregados al próximo usuario que requiera recibir dinero del exterior. Lo que se “envía” al exterior, es tan sólo una “orden”: «Cuando el sr. Juan Pérez se acerque a una de nuestras ventanillas de EEUU y dé el código 12345, entrégale $100». Eso basta para “transferir” dinero sin necesariamente sacarlo del país, y es legal.
Si te das cuenta que tus tarjetas de crédito y débito no son aceptadas en Etoro y/o TraderNet —a veces es tu banco quien rechaza la transacción internacional— tendrás que usar un intermediario. Sí, lamentablemente se incrementan ligeramente los costos. Pese a que son menores que antes, y hoy hay mucha más flexibilidad, así es el país y el mundo que nos ha tocado vivir.
En el caso de Etoro, el intermediario que usaremos será Neteller. En el caso de TraderNet, será Binance.
En ambos casos deberás seguir un proceso similar: abrir una cuenta con tu correo electrónico y elegir una contraseña segura; confirmar tu correo electrónico, y probablemente también registrar tu número celular para recibir una notificación en él; luego enviar fotos de tu documento de identidad o tomarla, ya sea a través de la página web o de la aplicación que tendrás que instalar… ¡Sí, es muy engorroso!, pero así es el mundo actual que nos ha tocado.
La ventaja de Neteller es que probablemente sí acepte tu tarjeta de crédito o débito para hacer un depósito; y si no, también puedes usar efectivo para “depositarlo” en Neteller a través de un corresponsal, y luego enviarlo a Etoro. ¡Sí, más intermediarios! Lamentablemente así funcionan las cosas en un país low trust como el nuestro.
Si tus tarjetas fueran rechazadas incluso por Neteller, o si no tuvieras tarjeta de crédito, puedes depositar en Neteller usando la opción “PagoEfectivo”; pones la cantidad que deseas depositar, y el sistema te genera un “código CIP”, que deberás citar en la caja de un banco, o de Western Union o de farmacias o supermercados asociados a la red, para poder hacer el depósito en efectivo. Realizado el depósito, el sistema lo reflejará en Neteller, y luego podrás transferirlo a Etoro.
En el caso de TraderNet, si tus tarjetas de crédito / débito no son aceptadas para transferencias directas, deberás usar Binance.
En este caso, has de comprar dólares “cripto“ a alguien, para luego transferírselos a TraderNet a través de Binance.
Los “dólares cripto” que usaremos serán probablemente Tether, USDt. Sin entrar en demasiados detalles, esta criptomoneda permite mover dólares internacionalmente, sin demasiados costos, y sin “pedir permiso” a nadie; nadie —ni un banco ni un estado— ha de “autorizar o rechazar” la transacción.
Funciona así: entras al “mercado” de Binance, donde muchas personas desean vender USDt; los precios son muy cercanos a la par, es decir, un dólar “Tether” normalmente no costará mucho más que un dólar real. Has de buscar métodos de pago apropiados; probablemente transferencia bancaria.
Encuentras una oferta que te resulte atractiva (revisa los montos mínimos y máximos), y realiza la compra. Esa persona dejará los dólares “tether” en “escrow”, es decir, Binance los recibe como “prenda” hasta que tú realices el depósito.
Realizas el depósito a esa persona, y luego subes la “prueba de compra” a Binance.
Cuando el vendedor comprueba haber recibido el dinero, notifica a Binance, y ésta a su vez te “suelta” los USDt a tu cuenta.
Posteriormente usando la aplicación de Binance, transfieres el dinero al intermediario Lunu, que a su vez lo convertirá a dólares reales que transferirá a su vez a TraderNet. ¡Uf! Más intermediarios y pasos. Recuerda, así es el mundo que nos ha tocado; y comparativamente es más fácil para nosotros hacerlo así hoy en día; tan sólo hace unos pocos años no había ninguna de estas alternativas.
Recuerda, siempre puedes ahorrar una suma de unos cuantos cientos de dólares y transferirla directamente al bróker via transferencia bancaria tradicional, que cuesta desde $55. Si logras ahorrar alrededor de $600-$1000, los costos de envío en total serán similares a los que te cuesta enviar sumas más pequeñas con los otros métodos que hemos mencionado.
En caso que elijas esta vía —enviar periódicamente sumas cercanas a mil dólares— podrías abrir cuenta con Interactive Brokers, uno de los mejores y más económicos que hay.
Hay una forma aún más fácil de enviar pequeñas sumas para ir ahorrando.
Sabemos que los bancos a menudo “declinan” (rechazan) las transacciones ”porque sí”; por malas experiencias con clientes —que en ocasiones exigen revertir depósitos cuando han perdido apuestas, por ejemplo— bancos suelen rechazar transferencias a sitios de apuestas deportivas, de trading forex, de apuestas binarias, etc., y no sólo a esos sitios, sino a “todos lo que se les parezca”; ahí también probablemente entran nuestros brokers.
Si no es nuestro banco, quizá sean las redes internacionales de VISA o MasterCard, las que escudriñan con más atención las transacciones internacionales que provienen de un país como el nuestro, de donde sólo se oyen malas noticias: narco, lavado de dinero etc.
No es posible saberlo, porque el sistema no proporciona más información que “su banco ha rechazado la transacción”; así que tendremos que salir de la plataforma bancaria.
Instala en tu móvil la aplicación PeiGo desde la tienda. Lamentablemente sólo podemos utilizarla desde una aplicación, no desde la PC de escritorio. Ésa es la tendencia mundial: prácticamente obligar a las personas a poseer y usar un smartphone! Luego crea un usuario con tus datos, y haz el típico registro biométrico del que ya hemos hablado: que la app “te vea” con la cámara.
Si tienes cuenta en Banco Guayaquil, supongo que la creación de usuario debería ser más fácil, pues el banco ya tendría tus datos.
Una vez creada cuenta con PeiGo, la app te creará una “tarjeta de débito VISA virtual” que podrás usar para compras en internet. A diferencia de una tarjeta física, en este caso sólo posees los “datos de la tarjeta” con los que hacer compras y transacciones.
Esta tarjeta, como en teoría no es expedida por un banco —sino por una FinTech, PeiGo— no estará sometida a tantas exigencias como una transacción que involucra a un banco, así que es altamente probable que sea aceptada por los brokers.
Deposítale dinero a tu cuenta PeiGo a través de “bancos del barrio” o cajeros automáticos del Banco de Guayaquil, y luego podrás hacer sin mayor problema depósitos en los brokers.
Como siempre, ten mucho cuidado con la seguridad de tu dispositivo. Sugiero no tener grandes sumas como saldo en PeiGo, sino sólo lo que se va a utilizar para depositar.
Una ventaja adicional de este método es que ¡no tiene costos de envío! Si depositas $30 en Peigo y los envías a TraderNet o Capital, aparecerán $30 en los brókers.
Reemplazaremos las posiciones de acciones individuales por ETFs. Por eso recomiendo ahora vender las posiciones de $C - Citigroup @47.40 (ganancia de 7%) y $BP - British Petroleum @35.90 (pequeña pérdida de -0,3%). Reemplazarlos por los ETFs correspondientes: el de energía XLE con un P/E ratio menor a 9 y el financiero KBE con P/E en torno a 7.
Esta última posición es más especulativa, tomando en cuenta la incertidumbre del sector financiero mundial y estadounidense en particular, por el aumento generacional de tasas de interés y por el lanzamiento de FedNow, la moneda digital del "Banco Central" gringo, la Reserva Federal. Potencialmente podría crear consolidación bancaria y un cuasi-monopolio estatal en la provisión de crédito. Si se decide invertir en $KBE, asignarle una cantidad no significativa.
El texto anterior no constituye recomendación.
El ETF Colombiano tiene un P/E ratio ¡de menos de 5! Y según sus últimos dividendos, paga 12%.
Desde el triunfo de Petro hace casi un año, el ETF ha perdido un tercio de su valor, por los temores que suscitaba. La cotización parece haber encontrado un "piso" en torno a $20.
Luego de una revisión de las acciones subyacentes vemos que el P/E ratio del ETF ha sido calculado adecuadamente.
Las acciones colombianas se venden con descuento y podrían ser una buena inversión.
Citigroup $C tiene un P/E ratio de poco más de 6, paga regularmente un dividendo de alrededor de 4,5% y como compañía es rentable.
En el gráfico, se ha devaluado un poco en los últimos meses, mas parece haber logrado un "piso" por encima de $40.
Su price/sales ratio está convenientemente ubicado en 1,17 y su price/book ratio 0,47, bastante menor a 1.
Tiene en efectivo en libros más de diez veces valor de la propia acción, y más que su deuda total; así que, salvo fraude contable, no vemos riesgo de quiebra.
De hecho, su valor en libros por acción es el doble que el valor de la acción en bolsa.
Dado que podría haber factores que desconocemos, puede abrirse una posición especulando que la cotización de la acción eventualmente igualará su valor en libros. Mantener la posición mientras la compañía sea rentable y pague dividendos, poner el stop-loss al usual ⅓ de su valor ($29).
El P/E ratio se encuentra en torno a 5, y paga un sano dividendo del 4%.
Si bien el price/book está un poco elevado en 1,60, lo compensa un price/sales de 0,50. Asimismo el market cap es menor al enterprise value.
Tiene un current ratio mayor a 1 así que no se prevén dificultades para cumplir sus obligaciones a corto plazo.
Luego de un difícil 2020, ha mejorado en los dos años siguientes, así que esperamos que esa tendencia se refleje en la cotización.
El P/E ratio se encuentra en poco más de 5, y paga dividendo.
Los miedos surgidos por el retorno al poder de Lula hace más de 6 meses se reflejaron en la debilidad del precio de la acción, pero parece haberse estabilizado.
El price/book y price/sales se encuentran bastante cercanos a 1.
Revisando las acciones contenidas en el ETF, vemos que los ratios del ETF reflejan los de las acciones subyacentes adecuadamente.
Mira el vídeo:
Un reciente artículo de Revista Plan V, ominosamente titulado El fondo de pensiones del IESS, con la última oportunidad para evitar el colapso [V.] dice que IESS tiene “ahorrados” para pensiones de jubilación $6 miles de millones (que llamaremos milliards) pero que cada año gasta en pensiones de jubilación 5 milliards.
Si quieres gastar 5 en un año, pero sólo tienes ahorrados 6, sabes que en poco más de un año se te acabará la plata. Más aún cuando ¾ de los ahorros está invertido en préstamos hipotecarios (con alta tasa de mora) y prestado al estado (que de por sí es ya mal pagador).
Si quieres gastar 5 milliards de jubilaciones en un año, cada mes necesitarás más o menos ~$416 millones. Si cada año entran al IESS 2,5 milliards de aportes para jubilación, dividiendo sabes que ¡sólo alcanzan para seis meses!
La ley obliga al estado a pagar 40% de las jubilaciones; 2 milliards cada año. El estado no ha pagado lo correspondiente al 2022, porque no tiene; pero eso sólo alcanza para poco más de 4 meses.
Suma lo que el IESS recauda para pensiones (6 meses) más lo que el estado debería pagar (que no tiene, y son 4 meses) y notarás que no se llega a los doce meses; es lo que se llama “déficit estructural”: aunque todas las partes involucradas cumplan sus obligaciones, tarde o temprano el IESS se quedará sin dinero, pues por el cambio demográfico cada vez hay más jubilados y menos aportantes. Hoy por hoy, ¡el déficit de cada año ya es mayor que el aporte estatal!
«Los pensionistas crecen a una tasa del 9%, mientras que los afiliados en 2%, es decir, el sistema está destinado a colapsar. No hace falta ser un genio de la matemática para darse cuenta que en poco tiempo esto será inviable» acota Sergio Torassa en Vistazo (25 may. ’23).
«El IESS sí podría cumplir con sus obligaciones si el estado le pagara la deuda que arrastra», piensan algunos. Lamentablemente no es así. La deuda que estado arrastra con el fondo de pensiones desde hace más de 20 años asciende a 1.8 milliards [V.]; alcanzaría sólo para 4 meses de pensiones, así que “pagar la deuda” no soluciona el problema.
«Incluso si el fisco pudiere pagar el 40% religiosamente cada año, eso ya no basta para cubrir la brecha entre el pago de pensiones y aportes», dice Augusto de la Torre en Vistazo (26 ene. ’23). «En 2022, los pagos de pensiones excedían los aportes en más o menos 2.500 millones de dólares, y el 40% eran unos 1.900».
(La mencionada deuda es del fondo de pensiones. La deuda de salud es aparte, y llega a 4,6 milliards, de los que el gobierno en un gesto inédito en varias décadas pagó tan sólo 10% hace poco)
«En un par de años el IESS se verá en serios problemas para pagar las pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte», concluye Augusto de la Torre, que dirige la comisión que analiza los problemas del IESS. Eso significa que pensiones empezarán a llegar tarde, incompletas, o ambas cosas.
Otros países se encuentran en situación similar; probablemente traten de “resolver” el problema devaluando la moneda, y pagando pensiones completas y a tiempo, pero con moneda que rápidamente pierde poder adquisitivo. Afortunadamente en nuestro país gracias al dólar somos inmunes a ese engaño.
La comisión entregará al presidente un informe; pero el pronóstico no es optimista: falta dinero en el IESS; el estado no lo tiene tampoco, y es mal pagador y está demasiado endeudado; y peor aún, en nuestro país es imposible llegar a consensos; siquiera para discutir los problemas, reconocer que existen; no se diga para solucionarlos.
Hay asimismo un riesgo político perpetuo en el país que ahuyenta inversiones. Protestas violentas, destrucción irracional de infraestructura pública y privada… Es muy difícil predecir el futuro a cinco, diez, veinte años cuando nos toque retirarnos.
Así que es prudente invertir una parte de nuestros ahorros en el exterior, lejos de gobiernos imprudentes e irresponsables, y de sectores con, um, intereses particulares en apropiarse de lo ajeno.
El panorama que hemos descrito es bastante sombrío y pesimista a gran escala. Pero puede haber soluciones a nivel individual. Mira la que tenemos: una solución.
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